El escritor Rafael Dumett conversó con Latina Noticias sobre su nueva novela "El camarada Jorge y el dragón", inspirada en la vida del político Eudocio Ravines.
Por Marco Zanelli Berríos
Su nombre alcanzó popularidad entre los lectores gracias «El espía del inca», una novela de más de 700 páginas sobre la captura de Atahualpa que se volvió en un silencioso fenómeno editorial. Este 2023, el escritor Rafael Dumett regresó con un nuevo título bajo el brazo. Se trata de «El camarada Jorge y el dragón» (Alfaguara), ficción inspirada en el político e intelectual Eudocio Ravines, que presentó en la FIL Lima 2023 tras su paso por Cajamarca, Arequipa y otras regiones del país.
Cosa inhabitual en nuestros narradores, Dumett no solo buscó descentralizar la campaña de promoción de su libro, sino también transformar a sus lectores en un público de teatro al escenificar la lectura de su novela en el Aranwa Centro Cultural. Pensó que podía escapar de la interpretación, pero la directora del proyecto, enterada de su pasado de dramaturgo y actor, le pidió que también participara en el elenco, según confesó a Latina Noticias.
En el montaje, llamado The Reading Show, la audiencia pudo ver cómo algunos pasajes de «El camarada Jorge y el dragón» cobraban vida. Pero, sobre todo, enterarse acerca de la vida de Ravines, cuya niñez y juventud está retratada en la ficción con una prosa que amalgama la narración pura y el mundo onírico de sus personajes, además de estar sometida a un rigor informativo. Porque son muchos los años de investigación que le tomaron a Dumett darle forma por fin a este proyecto, que bien podría ser una trilogía como una colección de más libros sobre el personaje más rocambolesco de nuestra política nacional en el siglo XX.
Hoy no se habla mucho sobre Eudocio Ravines. Lo curioso es que es alguien que representa una época y habla sobre lo sinuosa que puede ser la historia del Perú. ¿Por qué crees que permanece al margen y no comparte espacio con José Carlos Mariátegui o Víctor Raúl Haya de la Torre?
En el Perú entras una especie de memoria colectiva cuando alguien específico tiene interés en recordarte. Cuando José Carlos Mariátegui murió en 1930 fue olvidado más o menos por 20 años. Nadie lo recordaba. Y no fue sino por un esfuerzo muy particular de su esposa, Anita Chiappe, y sus hijos, quienes decidieron resucitar su memoria que nosotros tenemos las obras completas de Mariátegui. Gracias a ellos lo recordamos. En el caso de Haya, el Partido Aprista de la antigua escuela escribieron libros sobre él, lo recordaron, trataron de dejar una memoria indeleble de lo que fue el APRA. Entonces hay muchas personas que hicieron eso. En el caso de Ravines, nadie quiere recordarlo. Todo el mundo lo odiaba. Lo odiaban los socialistas, los comunistas, la derecha. Él es una persona bastante influyente en el siglo XX, pero también muy controvertida. Fue primero un comunista perteneciente a las filas de la Internacional Comunista y luego, cuando se convirtió en un disidente, se volvió un ferviente anticomunista. En esta segunda fase, fue un defensor acérrimo del régimen Pinochet. Y, finalmente, una persona con una cercanía con el dictador nicaragüense Anastasio Somoza. Sospecho que a pesar de que ha dejado un legado interesante, ha habido mucha reticencia comprensible para recordarlo.
¿Habría con quién comparar a Ravines en la historia reciente con ese perfil biográfico tan sinuoso?
Nadie. Sinuoso posiblemente sí, pero hay que hacer diferencias. Ahora estamos poblados por tránsfugas de pacotilla, que tienen pequeños intereses particulares y en virtud de eso pasan de un lado a otro. Tienen además algo menos que medianía intelectual, formación, y son absolutamente desvergonzados. En este caso, más allá de lo controvertido del personaje, estamos ante un converso: una persona que pasó a una fe llevada hasta el extremo a otra fe, la opuesta, también llevada hacia el extremo. Hablamos de una persona mefistofélicamente inteligente, con una formación increíble, que era considerado el par, no subordinado, de Víctor Raúl Haya de la Torre, y también fue a la par de José Carlos Mariátegui, que le dejó las riendas de su partido socialista, y fue el par del señor Pedro Beltrán, icono de la derecha conservadora.
Escucha la versión completa de esta entrevista en el siguiente video:
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