La investigación peruana, publicada en una revista científica, determinó que 2 de cada 10 mujeres que presentaron este patrón en su niñez, sufrieron de violencia por parte de sus esposos o convivientes en el último año.
La violencia es un problema que enfrentan generaciones de mujeres en todo el país. Según la Defensoría del Pueblo, cada 48 horas muere una mujer víctima de violencia de género en nuestro país. Un nuevo estudio científico, publicado en el European Journal of Obstetrics & Gynecology and Reproductive Biology, revela que las niñas peruanas que presenciaron violencia física durante su niñez por parte de su padre hacia su madre tienen mayor probabilidad de sufrir violencia en la edad adulta, ya sea de forma física, sexual o psicológica.
“Se determinó que 2 de cada 10 mujeres que presentaron este patrón en su niñez, actualmente sufrieron de violencia por parte de sus esposos o convivientes en el último año”, señala Diego Urrunaga, investigador de la Universidad Científica del Sur y autor del estudio.
La investigación se realizó a partir de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) de 2019, que permite obtener información de representatividad nacional.
Latina Noticias dialogó con Diego Urrunaga para conocer otros factores que resaltan del estudio.
¿Qué impacto tiene la observación de violencia en la infancia, según lo registrado en la investigación?
La investigación encontró que las niñas peruanas que presenciaron violencia física durante su niñez tuvieron una mayor probabilidad de sufrir violencia en la edad adulta, ya sea física, sexual o psicológica. Además, se halló que 2 de cada 10 mujeres que presenciaron este patrón en su niñez actualmente sufrieron violencia por parte de sus esposos o convivientes en el último año. Este hallazgo es importante considerando que en nuestro país aproximadamente seis de cada diez mujeres han sufrido en algún momento de su vida de violencia por parte de su pareja. Pese a que la frecuencia ha ido disminuyendo en los últimos 10 años, sigue siendo un problema importante en la salud pública.
¿Cómo es que la violencia contra la mujer sigue presente a pesar del fin de la pandemia, cuando se registró un incremento de casos?
La violencia hacia la mujer por parte de su pareja ha sido un problema presente desde mucho antes de la pandemia. Durante la pandemia, debido al aislamiento social obligatorio, las denuncias de violencia hacia la mujer pudieron haber disminuido, posiblemente debido al miedo a las represalias que pudieran tomar los agresores contra sus parejas, con quienes compartían las 24 horas del día. Sin embargo, esto no quiere decir que la violencia hacia la mujer haya desaparecido.
¿Cómo se encuentra Perú frente a otros países de la región en cuanto a violencia contra la mujer?
A nivel mundial, se estima que aproximadamente 3 de cada diez mujeres han sufrido de violencia física o sexual en algún momento de sus vidas, mientras que a nivel de la región andina de América Latina se estima que esta frecuencia es de aproximadamente 4 de cada 10. En Perú se estima que esta frecuencia es de 5 por cada 10 mujeres, pero fue de 7 por cada 10 hace unos 10 años. Esto refleja una situación preocupante a nivel internacional en cuanto a violencia contra la mujer.
¿Qué regiones son donde se registraron más casos de observación de violencia en la infancia, según la data estudiada?
Las regiones donde se registraron más casos de observación de violencia física en la infancia, según los datos estudiados, fueron Lima metropolitana, seguidas de aquellas en la sierra.
¿Qué hace posible la normalización de la violencia en nuestro país, según lo detectado en el estudio?
Si bien el estudio no evaluó las posibles causas de la normalización de la violencia, se hipotetiza de acuerdo a lo descrito en la literatura que la pobreza resulta ser un factor clave en la normalización de la violencia en el país. Muchas mujeres que residen en regiones de extrema pobreza dependen económicamente de sus parejas, lo que las coloca en situaciones donde toleran la violencia para preservar la unidad familiar y evitar la inseguridad económica. Además, las prácticas machistas impiden que las mujeres eviten tomar represalias como denuncias, perpetuando así los círculos de violencia.
¿Qué se plantea como soluciones para poner fin o menguar el problema de la violencia?
Para combatir o reducir el problema de la violencia contra la mujer, se plantea la importancia de realizar intervenciones focalizadas en áreas donde se concentra la mayor frecuencia de violencia, como las zonas rurales y las áreas de mayor pobreza. Es fundamental dirigir esfuerzos personalizados hacia los grupos vulnerables y no dejar de lado el acompañamiento posterior para evaluar el progreso de las intervenciones. Además, es importante trabajar para evitar la dependencia económica por parte de la mujer hacia su pareja. La autonomía económica de la mujer podría favorecer en evitar la tolerancia de la violencia por parte de su pareja.
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