Su madre vivía a 15 kilómetros y algunas veces le dejaba alimentos. El niño no levantó sospechas porque acudía al colegio limpio y se alimentaba de conservas.
En la tranquilidad de un pequeño pueblo Francia se escondía un caso estremecedor. Un menor de nueve años afrontó su niñez con la ausencia de sus padres y los vecinos ni cuenta se dieron. Este hecho sucedió entre el 2020 y 2022, en Nersac, una localidad que alberga a unos 2 400 habitantes. En esta nota te contamos esta dramática historia.
Este niño, a quien llamaremos Oliver, estuvo solo en casa por casi dos años. Su vivienda se ubicaba en un complejo habitacional, donde los vecinos prácticamente estaban cerca a su casa y ninguno de ellos se dieron cuenta de que los padres no vivían con él. Durante este tiempo, nadie vio nada raro.
Se sabe que el menor se las ingeniaba para vivir pese a las adversidades. No levantó sospechas porque acudía al colegio limpio y se mantenía bien alimentado. Astutamente, se metía al huerto de una vecina para arrancar los tomates y se alimentaba de conservas que algunas veces su madre le llevaba. Pasó varias temporadas sin electricidad ni calefacción. No tenía agua caliente. En las noches friolenta, se tapaba con tres edredones que tenía en casa.
El niño aprovechaba todo lo que tenía en la mano y tampoco avisó a la Policía o a un vecino de que estaba viviendo solo en casa. La madre y tutora legal lo había dejado en el piso y se había marchado a vivir con su compañera a 15 kilómetros de distancia. Cuando podía, viajaba hasta el pueblo para dejarle comida o iba de compras con su hijo al supermercado. A las horas, volvía a marcharse y lo dejaba en casa. Así pasaron dos años que se volvieron eternos para el ‘Oliver’.
Pasaron casi dos años donde el menor pasó desapercibido por las autoridades, hasta que un vecino llamó a la gendarmería (policía) preguntando su alguien de edad podía vivir solo. Tras esta comunicación, las sospechas aumentaron y procedieron a investigar este hecho. Después de un tiempo, las autoridades acusaron a la madre de «abandono de menor comprometiendo su seguridad«.
El juicio se celebró el día 16. La madre, de 39 años, fue condenada a una pena de un año y medio de prisión, de los que tendrá que cumplir seis meses con un brazalete electrónico, explica el Tribunal de Angulema.
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