El Arzobispo de Canterbury colocó la corona de San Eduardo, de 360 años de antigüedad, sobre la cabeza de Carlos, sentado en un trono del siglo XIV en la Abadía de Westminster.
La misma está compuesta por un armazón de oro sólido de unos 30 centímetros de altura, con joyas incrustadas y decorada con más de 400 piedras preciosas.
Miles de personas del Reino Unido y turistas de todo el mundo acamparon para presenciar el magno evento. Los reyes se trasladaron en el carruaje conocido como el Gold State Coach.
Cabe indicar que el himno de coronación de Handel “Zadok The Priest” se cantará como se ha hecho en cada coronación desde 1727.
El rey Carlos optó por no mandar a confeccionar nuevos atuendos para su coronación. En su lugar, empleará reliquias usadas por sus antepasados.