La alimentación es un aspecto fundamental para el crecimiento y el desarrollo de los niños. Una alimentación equilibrada y variada aporta los nutrientes esenciales para el funcionamiento del organismo, la prevención de enfermedades, el rendimiento escolar y el bienestar emocional. Sin embargo, muchos niños tienen dificultades para comer de forma saludable.
¿Motivos? Muchos: ya sea por falta de apetito, preferencia por alimentos poco nutritivos, rechazo a probar nuevos sabores o influencia de la publicidad y el entorno.
LOS DIEZ TIPS PARA QUE LOS NIÑOS SE ALIMENTEN COMO DEBE SER
Los padres juegan un rol clave para ayudar a sus hijos a desarrollar buenos hábitos alimenticios desde la infancia. Estos hábitos se mantendrán a lo largo de la vida y determinarán la salud y la calidad de vida de los adultos del mañana. Por eso, es importante que los padres se involucren en la educación alimentaria de sus hijos y les enseñen a comer de forma sana, equilibrada y placentera.
A continuación, te presentamos 10 consejos efectivos para ayudar a tu hijo a desarrollar buenos hábitos alimenticios. Es decir, a que coman bien:
- Predica con el ejemplo: Los niños aprenden por imitación, por lo que es fundamental que los padres den el ejemplo y sigan una alimentación saludable. Si los padres comen frutas, verduras, cereales integrales, legumbres, lácteos, carnes magras y pescados, los niños tendrán más probabilidades de hacerlo también. Por el contrario, si los padres consumen alimentos procesados, fritos, azucarados o salados, los niños los asociarán con algo normal y deseable.
- Establece una rutina: Los niños necesitan tener horarios regulares para comer, ya que esto les ayuda a regular su apetito y a evitar el picoteo entre horas. Se recomienda que los niños realicen al menos cuatro comidas al día: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Estas comidas deben ser variadas, completas y adaptadas a las necesidades nutricionales de cada etapa. Además, se debe evitar que los niños coman mientras ven la televisión, juegan o hacen los deberes, ya que esto les impide prestar atención a las señales de hambre y saciedad.
- Involucra al niño en la preparación de los alimentos: Una forma de despertar el interés y el gusto por la comida es involucrar al niño en la selección, la compra y la elaboración de los alimentos. Se puede llevar al niño al mercado o al supermercado y explicarle las características y los beneficios de los diferentes alimentos. También se puede pedir al niño que ayude en la cocina con tareas sencillas y seguras, como lavar las frutas y las verduras, cortar el pan o mezclar los ingredientes. De esta manera, el niño se sentirá parte del proceso y tendrá más ganas de probar lo que ha preparado.
- Respeta las preferencias y el apetito del niño: Cada niño tiene sus propios gustos y necesidades alimentarias, por lo que no se debe obligar al niño a comer algo que no le gusta o más de lo que necesita. Se debe respetar la autonomía del niño y dejar que él mismo se sirva la cantidad que desea comer. Si el niño rechaza algún alimento, se puede intentar ofrecerlo en otra ocasión o prepararlo de otra forma más atractiva. No se debe castigar ni premiar al niño por comer o no comer algo, ya que esto puede generar una relación negativa con la comida.
- Ofrece una alimentación variada y colorida: Los niños se sienten más atraídos por los alimentos que tienen colores vivos y formas divertidas. Por eso, se debe ofrecer una alimentación variada y colorida, que incluya alimentos de todos los grupos: cereales, tubérculos, legumbres, frutas, verduras, lácteos, carnes, pescados, huevos y grasas saludables. Se puede jugar con las formas y los colores de los alimentos para crear platos originales y divertidos, como ensaladas con formas de animales, brochetas de frutas o sándwiches con caras sonrientes.
- Limita el consumo de alimentos poco saludables: Los alimentos poco saludables son aquellos que tienen un alto contenido de azúcar, sal, grasa o aditivos y que aportan pocas vitaminas, minerales o fibra. Estos alimentos son los dulces, las galletas, los pasteles, los refrescos, los zumos industriales, las patatas fritas, las salchichas, las hamburguesas, las pizzas o los nuggets. Estos alimentos no deben formar parte de la alimentación habitual de los niños, ya que pueden provocar obesidad, caries, hipertensión, colesterol o diabetes. Se debe limitar el consumo de estos alimentos a ocasiones especiales y en pequeñas cantidades.
- Fomenta el consumo de agua: El agua es la mejor bebida para hidratar el organismo y facilitar la digestión. Los niños deben beber al menos 6 vasos de agua al día, repartidos a lo largo del día. Se debe evitar el consumo de bebidas azucaradas, como los refrescos, los zumos industriales o las bebidas energéticas, ya que aportan calorías vacías y pueden dañar los dientes. Si el niño no le gusta el agua, se puede aromatizar con rodajas de limón, naranja o pepino, o se puede ofrecer infusiones o zumos naturales sin azúcar.
- Crea un ambiente agradable a la hora de comer: La hora de comer debe ser un momento de disfrute y de convivencia familiar. Se debe crear un ambiente agradable y tranquilo, sin distracciones ni prisas. Se debe conversar con el niño sobre temas positivos y no sobre problemas o conflictos. Se debe elogiar al niño por su buen comportamiento y por su esfuerzo por comer bien. Se debe evitar hacer comentarios negativos o críticos sobre la comida o sobre el peso del niño.
- Educa al niño sobre la alimentación saludable: Los niños deben aprender desde pequeños qué es una alimentación saludable y por qué es importante para su salud y su bienestar. Se debe explicar al niño los beneficios de los diferentes alimentos, las cantidades que debe comer de cada grupo y la forma de combinarlos para crear menús equilibrados. También se debe enseñar al niño a leer las etiquetas de los alimentos y a identificar los ingredientes y los valores nutricionales. Asimismo, se debe fomentar el consumo responsable y sostenible de los alimentos, evitando el desperdicio y respetando el medio ambiente.
- Consulta con un profesional si tienes dudas o problemas: Si tienes dudas sobre la alimentación de tu hijo o si detectas algún problema relacionado con la comida, como falta de apetito, exceso de peso, alergias, intolerancias o trastornos alimentarios, lo mejor es que consultes con un profesional de la salud. Un médico, un nutricionista o un psicólogo pueden orientarte y asesorarte sobre cómo mejorar la alimentación de tu hijo y cómo resolver las dificultades que puedan surgir.
Estos son algunos consejos que puedes seguir para ayudar a tu hijo a desarrollar buenos hábitos alimenticios. Recuerda que la alimentación es una parte esencial de la educación y que tu hijo te observa y te imita. Por eso, sé un buen modelo para tu hijo y comparte con él el placer de comer bien.