A pesar de las condiciones extremas que caracterizan a la Antártida, distintas especies de seres vivos han convertido este continente en su hogar. Focas, pingüinos y distintas aves han tenido que adaptarse a las bajas temperaturas que este lugar presenta.
Esta especie de ave esfenisciforme (que no pueden volar) se diferencia de otros pingüinos por la particular mancha blanca que tiene encima del ojo. Su dieta principal se basa en peces, crustáceos y calamares. En distintas partes del mundo hay poblaciones de esta especie de ave marina, uno de esos lugares es la Península Antártica.
A esta ave se le denomina como ‘Barbijo’ debido a la la línea oscura que presenta bajo el pico, guardando parecido con una mascarilla. Se dice que esta especie es «ladrona», debido a que, al momento de hacer sus nidos, roban material de otros pingüinos, poniendo en riesgo los huevos.
Esta foca es una especie de mamífero pinnípedo (mamíferos adaptados a la vida marítima) que habita en la Antártida. A este animal se le asocia una conducta muy agresiva y solitaria, siendo en el Continente Blanco el más grande depredador de los pingüinos emperador.
Como su mismo nombre indica, habita en la Península Antártica y en la isla Shetland del Sur. Mide entre 70 cm y 100 cm de largo y sus alas son cortas, llegando a medir 30 cm. Un rasgo muy característico aparte de su color blanco al inferior de su cuerpo es el azul que se presenta en su iris.
Es similar a una gaviota, pero oscura y con un pico negro y curvado. Su plumaje es castaño con manchas blancas en sus alas. Su dieta es muy variada, llegando a alimentarse de pichones de pingüino, huevos de aves, peces e incluso carroña.
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