Otra escuela afectada está en Huaycán. En ambos casos, los alumnos estudian expuestos a la delincuencia por la caída de los cercos perimétricos.
La indignación se apodera de los padres de familia del Colegio Felipe Santiago Estenos de Chaclacayo. Hace tres semanas la institución educativa fue muy afectada por un huaico, pero hasta el momento no se han levantado los 20 metros del cerco perimétrico que quedaron destruidos.
Gracias a la labor de los padres y personal militar se logró remover el lodo que cubrió los distintos ambientes del colegio. Sin embargo, el mayor daño no ha sido solucionado.
«El huaico ha entrado por allá y ha debilitado las columnas. Imagínese que alumnos estudien en ese pabellón y se venga el segundo piso. Eso tienen que ver», dice visiblemente preocupada una de las madres de familia.
Los más de 1,500 alumnos de primaria y secundaria que estudian en este colegio han retomado sus clases a pesar del peligro. Por ahora, la única barrera que separa a los escolares de cualquier persona ajena al centro educativo es un plástico.
«Los chicos necesitan estudiar, pero también hay que brindarles la seguridad respectiva», señaló otro padre de familia.
Una segunda escuela afectada es el Colegio 22 de Setiembre, ubicado en la Zona Q de Huaycán. Allí el cerco perimétrico de maderas que habían levantado los padres se lo llevó un huaico.
Este colegio solo cuenta con aulas prefabricadas que los padres de familia se desviven por cuidar, pues son los únicos espacios donde sus hijos pueden estudiar. Ahora los alumnos han quedado a merced de los delincuentes que merodean la zona.
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