De cumplirse los pronósticos, es reducida la posibilidad de que alguno de los candidatos logre el triunfo absoluto en las elecciones del domingo.
BOGOTÁ (Reuters) – Millones de colombianos se preparan para escoger el domingo el nuevo presidente que gobernará el país los próximos cuatro años, en medio de una profunda polarización alimentada por el estallido social derivado de la inequidad, la pobreza, la rampante inseguridad en las ciudades y la violencia en el campo.
Esperando que esta vez sea la vencida, el izquierdista Gustavo Petro, del Pacto Histórico, competirá por tercera ocasión en busca de la presidencia, ahora con la posibilidad más clara de ganar al liderar las encuestas sobre intención de voto.
El exguerrillero y actual senador enfrenta como principal rival al centroderechista Federico ‘Fico’ Gutiérrez, segundo en los sondeos, y quien lucha para evitar ser asociado con la derecha tradicional y el estigma de representar la continuidad del actual Gobierno de Iván Duque y de tener el respaldo encubierto del poderoso expresidente Álvaro Uribe.
En el tercer lugar de las encuestas aparece el independiente Rodolfo Hernández, quien con su discurso de lucha contra la corrupción como principal bandera aspira a dar una sorpresa tras su acelerado repunte en los sondeos.
De cumplirse los pronósticos, es reducida la posibilidad de que alguno de los candidatos logre el triunfo absoluto en las elecciones del domingo con más del 50% de los votos, por lo que los dos primeros irán a un balotaje el 19 de junio.
Sin importar quién gane, el próximo presidente enfrentará desafíos para sacar adelante sus propuestas y realizar las reformas que requiere la cuarta economía de América Latina destinadas a ordenar sus finanzas, reducir la pobreza, combatir la violencia asociada al conflicto interno, el alto desempleo y cubrir las necesidades de la población.
Petro, impulsado por los triunfos de la izquierda en países de América Latina como México, Perú y Chile, mantiene un discurso que exacerba a inversores, empresarios y parte de la población por los efectos que tendrían sus propuestas sobre la estabilidad macroeconómica del país.
PROPUESTAS DE ESPERANZA Y TEMOR
Entre sus principales planes están una ambiciosa reforma fiscal por unos 13.500 millones de dólares -5,5 puntos del Producto Interno Bruto (PIB) anuales adicionales- que saldrían de impuestos a los más ricos para destinarlos a gasto social.
Adicionalmente, propone una reforma al sistema pensional para cubrir con una renta básica mensual a los ancianos pobres que no cotizaron y la suspensión de nuevos contratos de exploración petrolera.
Para sus seguidores, representa la esperanza de mejorar las condiciones sociales y económicas en un país en donde cerca de la mitad de la población vive en la pobreza.
«Yo estoy acá por esas propuestas que él le hace a la juventud», dijo Viviana Muete, una profesora de 24 años que suspendió sus estudios un año por motivos económicos. «Él entiende todas esas problemáticas», afirmó, mientras participaba en un acto de campaña con un grupo de amigos.
A su turno, Gutiérrez plantea una reforma tributaria progresiva por unos 2.500 millones de dólares, otra pensional y laboral para promover el empleo, al tiempo que apoya la continuidad de la exploración de petróleo y carbón, los dos productos que más divisas le generan al país por exportaciones.
Su programa tiene un marcado énfasis social para contrarrestar las propuestas de Petro y calmar a los votantes, mientras que incluye otros temas como la seguridad y la economía de libre mercado.
«No queremos en el poder a una izquierda que nos lleve al desastre», dijo Marta Neiva, de 66 años, durante un discurso de Gutiérrez en el sur de Bogotá, acompañada de su hija. «Queremos que nos den la oportunidad de trabajar, de continuar con nuestras vidas en democracia».
Más de 39 millones de colombianos están habilitados para acudir a las urnas que abrirán a las 08.00 local (1300 GMT) y cerrarán ocho horas después.
El registrador nacional, Alexander Vega, dijo que un resultado concluyente de los comicios se conocería cuatro horas después del cierre, más tarde de lo acostumbrado, una declaración que generó críticas después de las fallas denunciadas en las elecciones legislativas de marzo.
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