Las cifras de desempleados rusos podrían sumar hasta 2 millones a finales de año.
LONDRES, 13 abr (Reuters) – Apenas unas horas después de la irrupción de las tropas rusas en Ucrania, Oleksandr Kyryliuk recibió una llamada telefónica en la que le informaban que había perdido su trabajo. Su empleador, el fabricante de cerveza Samuel Smith, había decidido retirarse del mercado ruso.
«El 24 de febrero, todos nos despertamos a una nueva realidad», dijo Kyryliuk, de 33 años y quien trabajaba para la empresa británica desde 2018 tras un aumento de las ventas de sus cervezas en Rusia, Ucrania y los países vecinos.
Irónicamente, Kyryliuk es ucraniano, parte de millones de personas de la ex Unión Soviética que se trasladaron a Moscú en busca de trabajo, pero que ahora están atrapadas en las repercusiones de la invasión ordenada por Vladimir Putin.
Las sanciones impuestas por los países occidentales para castigar a Rusia por lo que denomina una «operación especial» en Ucrania han hecho que la economía caiga en picada, y se espera que la inflación y la contracción económica sean de dos dígitos.
Las cifras de desempleados rusos, a las que ahora se sumó Kyryliuk, podrían sumar hasta 2 millones a finales de año, según el Centro de Investigación Estratégica de Moscú. En el peor de los casos, el desempleo podría acercarse al 8%, según las estimaciones del centro de estudios, casi el doble de los niveles de febrero.
«Rusia ha sido sacada a la fuerza del sistema financiero mundial. Así que toda la estructura de la economía va a cambiar», dijo Tatiana Orlova, de Oxford Economics.
«Vamos a ver un repunte del desempleo de oficinistas, ya que las empresas y los bancos extranjeros se están marchando, pero las empresas también se están retirando de sectores como el comercio minorista, que empleaba mano de obra barata».
Más de 600 empresas han anunciado su salida de Rusia desde que se produjo la invasión, según la Yale School of Management, aunque muchas pagarán a sus empleados durante unos meses.
Orlova calcula que la salida de las empresas occidentales provocará directamente la pérdida de aproximadamente un millón de puestos de trabajo. McDonalds ha empleado a más de 60.000 personas, el fabricante francés de automóviles Renault a 45.000 y el minorista Ikea a 15.000.
Los embargos occidentales a las exportaciones rusas, si se aplican, pueden obligar a las empresas mineras y petroleras a despedir personal, agregó Orlova.
El número de personas que buscan empleo aumentó casi un décimo en la semana hasta el 10 de abril, en comparación con la semana anterior al 24 de febrero, según la plataforma de contratación en línea HeadHunter. El número de ofertas de empleo se redujo en más de una cuarta parte.
Samuel Smith, antiguo empleador de Kyryliuk, confirmó por correo electrónico que había dejado de exportar a Rusia tras la invasión, y añadió: «No tenemos intención de suministrar ninguna de nuestras cervezas embotelladas a Rusia bajo el régimen actual».
IMPACTO MÁS AMPLIO
El impacto se está extendiendo. Con las sanciones occidentales que limitan los viajes, el aeropuerto moscovita de Sheremetyevo despidió el mes pasado a una quinta parte de su personal.
El sector de los servicios de Rusia se contrajo en marzo al ritmo más rápido en casi dos años, y el empleo cayó al ritmo más brusco desde junio de 2020.
En total, 2,6 millones de personas podrían caer por debajo del umbral de pobreza oficial de Rusia este año, según estimaciones del Banco Mundial.
Alevtina, una esteticista de 25 años de la región de Moscú, dijo que más del 10% de sus clientes habituales no reservaron tratamientos en marzo. Ello le supuso un recorte de 15.000 rublos (185 dólares) de su ingreso promedio mensual de 100.000 rublos.
«Creo que mi base de clientes se reduce cada mes: los clientes se quejan de haber perdido sus trabajos, así que están ahorrando en belleza», dijo Alevtina, que no quiso dar su nombre completo.
El enorme superávit de la balanza de pagos, alimentado por la energía y que, según un sondeo de Reuters, casi se duplicará este año hasta alcanzar los 233.000 millones de dólares, podría permitir a las autoridades mantener las prestaciones por desempleo.
Pero Orlova, de Oxford Economics, predice una recesión económica peor que la de 1998 o 2008, y con consecuencias más duraderas, por ejemplo, si las sanciones impiden a las empresas rusas acceder a la tecnología y los equipos extranjeros necesarios para la inversión.
Sus modelos también proyectan que la productividad de Rusia caerá en relación con la de sus socios comerciales.
Esto se debe, en parte, al golpe sufrido por el prometedor sector de las tecnologías de la información (TI), que, según la Escuela Superior de Economía, representaba el 1,2% del PIB ruso a finales de 2019 y había duplicado su valor en los seis años anteriores.
Pero desde la invasión, más de 100.000 especialistas en TI se han ido del país, según estimaciones de la Asociación Rusa de Comunicaciones Electrónicas.
Hay algunos factores específicos de Rusia que posiblemente limitaron el desempleo por debajo del 6,5% durante la crisis del COVID-19, mientras que las economías occidentales sufrieron aumentos de dos dígitos.
Por un lado, las empresas estatales suelen optar por recortar los salarios y mantener el personal en plantilla.
Además, la demografía de Rusia -su proporción de personas mayores de 65 años es casi el doble de la media mundial del 9%, según el Banco Mundial- significa que los puestos de trabajo, especialmente los no cualificados, se cubren cada vez más con trabajadores de los países vecinos.
Así que, a medida que desaparece el empleo, la crisis rusa empieza a penetrar en los confines de la antigua Unión Soviética.
«Hay recortes de puestos de trabajo en todos los sectores, el rublo ha caído y algunos no han cobrado», dijo Kubanychbek Osmanaliev, jefe del Consejo de la Diáspora de Kirguistán en Moscú.
«Nuestra gente se pregunta qué hacer. ¿Volver a casa o esperar a que las cosas mejoren? Todo el mundo sabe que tampoco hay trabajo en casa».
Te puede interesar:
También te puede interesar