En los últimos tres años, Yaneidi Guzmán ha perdido un tercio de su peso en medio del colapso económico de Venezuela que dificulta la compra de alimentos. Ahora, Guzmán espera que la oposición logre traer al país la ayuda humanitaria donada en el extranjero y tan urgentemente necesitada en el país.
La mujer, de 38 años, es una de muchos venezolanos que sufren de desnutrición en una nación que alguna vez fue próspera gracias a su petróleo, pero que ahora ha visto decaer su economía en los últimos cinco años bajo el mandato de Nicolás Maduro.
La dieta de los venezolanos se ha vuelto cada vez más deficiente en vitaminas y proteínas debido al control de divisas que restringe las importaciones de alimentos y a salarios que no van a la par de una inflación de casi 2 millones por ciento registrada el año pasado según la Asamblea Nacional, bajo control opositor.
La creciente desnutrición es una de las razones que esgrime el líder de la oposición venezolana, Juan Guaidó, a quien decenas de países reconocen como jefe de Estado interino de Venezuela, para llevar adelante un plan de traer alimentos y medicinas al país el sábado.
El jueves, Guaidó partió desde su residencia en Caracas en una caravana, acompañado por diputados de la Asamblea Nacional, para viajar 800 kilómetros hacia la frontera con Colombia, donde espera recibir los alimentos y medicinas.
El opositor no ha dado detalles de cómo entrará la ayuda en momentos en que Maduro anunció el cierre, desde el jueves por la noche, de la frontera con Brasil, además de considerar una clausura total del límite con Colombia.
La ayuda humanitaria se ha convertido en objeto de una lucha de poderes en Venezuela, luego de que en enero, Guaidó invocara artículos de la Constitución para asumir como presidente interino tras calificar como fraudulenta la reelección de Maduro en mayo del año pasado.
«A mí me gustaría que dejaran entrar esa ayuda», dijo Guzmán, quien a pesar de tener dos trabajos, ambos sueldos no le alcanzan para pagar por los exámenes médicos, las vitaminas y una dieta rica en proteínas, que su doctor le prescribió.
Ella y su esposo ganan menos de 30 dólares al mes, que utilizan para alimentar a sus tres hijas.
Aunque hay un vacío de información oficial, casi dos tercios de los venezolanos perdió en promedio 11 kilogramos de su peso en 2017, según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, un estudio realizado por tres grandes universidades del país.
Hay ocasiones en las que ella se despierta sin saber qué comerá su familia durante el día. En muchas ocasiones, solo comen arroz, lentejas y yuca.
Si bien Guzmán dijo que le gustaría que entrara la ayuda, le preocupa que el envío sea una gota en medio de un océano de necesidades que aqueja a los venezolanos. «Uno no come un solo día», agregó.
Algunos analistas políticos dicen que la prueba de fuerza del sábado entre gobierno y oposición no es tanto sobre resolver las necesidades de Venezuela, sino sobre poner a prueba la lealtad de los militares a Maduro, si se atreven a bloquear el ingreso de la ayuda.
LENTEJAS Y PLÁTANOS
Algunas organizaciones, como la católica Caritas, ya están proporcionando la ayuda que se pueda. En San Francisco de Yare, un pueblo a 70 kilómetros al sur de Caracas, el vientre del bebé de María Guitia luce distendido, mientras sus brazos son delgados.
La joven de 21 años vive con sus cinco hermanos y dos padres en una habitación con suelo de tierra y sin agua corriente. Sin empleo, viven de trabajos informales y una entrega mensual de alimentos subsidiados por el gobierno.
Han tenido que inventar comida con lo poco que tienen, como lentejas y plátanos que poseen en terrenos de su patio. Guitia dijo que su hijo ha perdido peso en los últimos cinco meses, hasta que Caritas le dio algunos suplementos alimenticios.
Las Naciones Unidas y la Cruz Roja han advertido contra la politización de la ayuda. Estados Unidos, que presiona por una renuncia de Maduro, envió ayuda para Venezuela en aviones militares a la ciudad colombiana fronteriza de Cúcuta, en una demostración de fuerza.
Guzmán sueña con vivir de su propio trabajo, y no de la ayuda extranjera o donaciones del gobierno.
«No es que quiera ser rica o millonaria» dijo, «pero sí darle un futuro bien a mis hijas(…) que si se enferman uno las pueda llevar al médico(…) que se alimenten bien»
Fuente: Reuters
Te puede interesar:
También te puede interesar