Líderes del deporte mundial también han presionado para que se ponga fin a los estallidos homofóbicos en los estadios.
CIUDAD DE MÉXICO, 31 ago (Reuters) -Legiones de fanáticos, especialmente líderes deportivos, deben erradicar un insulto antigay del fútbol masculino, dijeron activistas, llamando la atención sobre un polémico grito de hinchas que ha empañado partidos de primera división en el país.
Si bien la federación mexicana de este deporte ha adoptado una política de «tolerancia cero» contra la fuerte expresión, suspendiendo la venta de boletos y obligando a equipos a jugar en estadios vacíos, incluso en un partido de clasificación para la Copa Mundial de este año, muchos hinchas siguen obstinados.
«Nosotros como mexicanos nos caracterizamos por exportar este grito», dijo el martes Andoni Bello, fundador y director de la selección nacional de fútbol LGBT, conocida como «Tri Gay». También lamentó que el insulto ya se escuche en juegos profesionales de Brasil y Estados Unidos.
La voz «puto», que significa prostituto en una traducción literal, es proferida al unísono por los hinchas cuando un jugador del equipo contrario realiza un saque de meta.
Si bien México es conocido como un país socialmente conservador con una añeja cultura machista dominante, un creciente movimiento implora a las autoridades deportivas que tomen medidas más enérgicas. Algunos fanáticos argumentan que el grito también puede interpretarse como insulto genérico.
Líderes del deporte mundial también han presionado para que se ponga fin a los estallidos homofóbicos en los estadios.
Antes de la Copa del Mundo en 2018, el organismo rector del fútbol, FIFA, multó en partidos de clasificación a 16 países por homofobia de la afición. El fútbol mexicano recibió más sanciones que cualquier otro.
Enrique Torre, un destacado activista y consultor LGBT del país latinoamericano, afirmó que le alienta ver que como nunca se estén centrando los esfuerzos en erradicar el criticado grito, pero destacó que aún queda mucho trabajo por hacer.
«Donde no noto un cambio auténtico, es en jugadores y autoridades», lamentó. «Siguen sin entender que, además de los daños obvios como las multas, el grito excluye a personas LGBTQ que juegan o siguen el fútbol», agregó.
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