La dieta es uno de los factores que más influye en la salud y el envejecimiento de las personas. Sin embargo, no siempre es fácil seguir un plan alimenticio equilibrado y adaptado a las necesidades de cada individuo. Muchas veces, se recurre a contar calorías o a restringir ciertos alimentos, lo que puede resultar tedioso y frustrante.
Pero, ¿y si hubiera una forma más sencilla y efectiva de mejorar la salud y el envejecimiento con cambios en la dieta? Eso es lo que sugiere un estudio reciente publicado en la revista Nature Metabolism, que ha investigado cómo afecta a la longevidad y al metabolismo la proporción de carbohidratos y proteínas en la alimentación.
Los autores del estudio, pertenecientes al Instituto Salk de Estudios Biológicos en California, Estados Unidos, utilizaron un modelo de ratón para analizar los efectos de cuatro dietas diferentes: una dieta estándar, una dieta baja en calorías, una dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas, y una dieta alta en carbohidratos y baja en proteínas.
Los resultados mostraron que los ratones que seguían la dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas vivían más tiempo y tenían un mejor metabolismo que los que seguían las otras dietas. Además, estos ratones presentaban menos signos de inflamación, estrés oxidativo y enfermedades relacionadas con la edad.
Los investigadores atribuyen estos beneficios a la activación de una vía molecular llamada Nrf2, que regula la expresión de genes implicados en el estrés oxidativo, la inflamación y el metabolismo. Según los autores, la dieta baja en carbohidratos y alta en proteínas estimula la producción de una molécula llamada β-hidroxibutirato, que activa la vía Nrf2.
Estos hallazgos podrían tener implicaciones para el diseño de dietas personalizadas que mejoren la salud y el envejecimiento humano.
Aunque el estudio se realizó en ratones, los investigadores creen que sus hallazgos podrían ser aplicables a los humanos, ya que la vía Nrf2 es conservada entre las especies. Sin embargo, advierten que se necesitan más estudios para confirmar estos resultados y determinar la proporción óptima de carbohidratos y proteínas para cada persona.
Los autores también señalan que su estudio no pretende promover el consumo excesivo de proteínas, sino más bien reducir el consumo de carbohidratos refinados, como el azúcar y la harina blanca. Asimismo, recomiendan elegir fuentes de proteínas saludables, como las legumbres, los frutos secos, los huevos o el pescado.
En definitiva, este estudio sugiere que modificar la proporción de carbohidratos y proteínas en la dieta puede ser una estrategia sencilla y efectiva para mejorar la salud y el envejecimiento, sin necesidad de contar calorías o restringir drásticamente la ingesta de alimentos. No obstante, se requiere más investigación para validar estos hallazgos y establecer las pautas adecuadas para cada individuo.
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