Un grupo de expertos propone redefinir la obesidad, dejando atrás el enfoque exclusivo del IMC. Esto podría revolucionar la forma en que se diagnostica y trata esta condición que afecta a millones de personas en el mundo.
Durante años, el índice de masa corporal (IMC) ha sido el estándar utilizado para definir y evaluar la obesidad. Este método, que relaciona el peso y la altura de una persona, ha sido ampliamente adoptado por organizaciones como la OMS y los CDC. Sin embargo, su simplicidad ha sido objeto de críticas, y una comisión internacional de 58 expertos ha propuesto una definición más precisa, que se centra en los efectos del exceso de grasa corporal en el organismo.
La nueva definición, publicada en la revista The Lancet Diabetes & Endocrinology, plantea incorporar medidas como el perímetro de la cintura y la relación cintura-cadera para evaluar la grasa abdominal, que tiene un impacto directo en la salud. Además, se propone clasificar la obesidad en dos categorías: «clínicamente obesa», cuando ya existen complicaciones de salud, y «preclínicamente obesa», cuando la condición aún no ha generado enfermedades asociadas.
Según la Dra. Leana Wen, médica de emergencias y experta en bienestar, el IMC ha sido útil por su simplicidad y su vínculo con enfermedades crónicas como la diabetes y las cardiopatías. Sin embargo, destaca que no mide específicamente la grasa corporal, lo que puede llevar a diagnósticos inexactos, especialmente en personas musculosas o con una distribución atípica de grasa.
La nueva clasificación podría beneficiar a pacientes al priorizar tratamientos según la gravedad de su condición, promoviendo un enfoque más personalizado y menos estigmatizante. Sin embargo, también surgen preocupaciones sobre posibles retrasos en tratamientos preventivos si las aseguradoras condicionan la cobertura a la presencia de complicaciones avanzadas.
Aunque es poco probable que el IMC sea descartado de inmediato debido a su uso extendido en investigaciones y prácticas clínicas, la propuesta de esta comisión podría incentivar a los médicos a complementar este indicador con otras herramientas de evaluación. Esto marcaría un paso hacia una atención más integral y ajustada a las necesidades individuales.
Para los pacientes, la clave será discutir con sus médicos opciones adicionales para medir la grasa corporal, como el perímetro de la cintura, y explorar intervenciones que incluyan cambios en el estilo de vida, nutrición y, si es necesario, tratamientos médicos. La obesidad, como enfermedad crónica, debe ser abordada con un enfoque basado en la compasión y la ciencia.
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