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El impacto del ‘sharenting’: ¿los padres deberían pedir permiso antes de compartir fotos de sus hijos?

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aramosz@latina.pe
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Las redes sociales están llenas de imágenes de niños: sus cumpleaños, sus viajes, sus juegos. Para muchos padres, compartir esos momentos se ha convertido en algo cotidiano. Sin embargo, un reciente estudio de Aldeas Infantiles SOS Perú encendió las alertas: 8 de cada 10 niños y adolescentes encuestados desearían que sus padres les pidan permiso antes de publicar contenido sobre ellos.

Este estudio, realizado en 10 regiones del país, no solo evidencia una necesidad de diálogo familiar, sino también un cambio en la conciencia de los menores sobre su identidad digital y su derecho a decidir sobre ella.

El ‘sharenting’, un hábito que puede tener consecuencias

Compartir contenido sobre los hijos, conocido como sharenting, puede parecer inofensivo, pero tiene riesgos reales. Más del 50 % de los menores encuestados considera que hacerlo sin su consentimiento los expone a peligros como el robo de identidad, el acoso o el acceso a información personal por parte de desconocidos.

“Esto les ayuda a darse cuenta de que tienen poder sobre sí mismos”, explicó Yakelin Caycho, coordinadora nacional de Salvaguarda Infantil y Juvenil de Aldeas Infantiles SOS, quien también remarcó la importancia de configurar correctamente la privacidad en redes.

Aunque 8 de cada 10 padres afirman ser conscientes de que internet no es un lugar seguro, 4 de cada 10 admiten haber compartido fotos o videos de sus hijos en línea. Algunos lo ven como una forma de preservar recuerdos; otros, como un riesgo que prefieren evitar.

La exposición de menores en el entorno digital puede derivar en consecuencias emocionales. Casos de bullying virtual, ansiedad y dependencia a las redes son cada vez más frecuentes. “En el mundo digital uno puede ser quien quiera ser… ahí tienen libertades que en el mundo real no tienen”, añadió Caycho.

La infancia también necesita protección en internet. Detrás de cada publicación, hay una historia que merece respeto, cuidado y, sobre todo, consentimiento.

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