La arborización de Lima depende del trabajo de distritos municipales, además de las acciones del Servicio de Parques (Serpar). ¿Cómo es la labor que viene realizando?
Por Marco Zanelli Berríos
Si usted es un vecino de San Juan de Miraflores, Villa María del Triunfo, Villa El Salvador o Pachacamac, entonces es probable que si se asoma a su ventana vea menos parques que en otros lugares de la capital. El sector Lima Sur cuenta con poco más de cinco kilómetros cuadrados de áreas verdes cualificadas —llámese parques públicos y privados, plazas, alamedas, malecones, viveros forestales y ornamentales—, según un reporte hecho por el Instituto Metropolitano de Planificación en 2021.
No son los únicos vecinos limeños con restringido acceso a zonas así. La densidad de flora urbana tampoco es muy alta en la denominada Lima Este ni en Lima Norte, que agrupan distritos populosos como San Juan de Lurigancho, Los Olivos, Ate, Independencia, Comas, entre otros. Cada uno de estos dos sectores no llega ni a los diez kilómetros cuadrados, una cifra solo sobrepasada en Lima Centro, que tiene poco más de 20 kilómetros cuadrados de densidad de áreas verdes cualificadas.
Medido por habitantes, en Lima solo se llega a una dotación de 3.9 metros cuadrados de áreas verdes en espacios públicos por cada uno, según reportó el informe “Ciudades del Perú. Primer Reporte Nacional de Indicadores Urbanos 2018”. Pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un mínimo de 9 metros cuadrados por habitante. Aunque los especialistas consultados afirman que mediciones de este tipo son debatibles, el diagnóstico es irrebatible: la arborización de Lima resulta insuficiente y limitada.
La arquitecta y paisajista Adriana Yong afirmó a Latina Noticias que en Lima no existe un “plan de arborización” como tal. Hay, añadió, una ordenanza municipal para la conservación y gestión de áreas verdes —la Nº 1852—, donde se señala que las municipalidades distritales son responsables de la administración de áreas verdes de uso público. Eso incluye la “arborización e instalación de vegetación en su jurisdicción”. Una función en la que reciben apoyo del Servicio de Parques (Serpar) de Lima.
Entre los objetivos estratégicos de Serpar, precisamente, se contempla “incrementar las áreas verdes y fomentar la arborización de manera sostenible”. Sus metas, sin embargo, no parecen alcanzables, al menos en los últimos tres años. En 2020, según cifras compartidas en su portal, se propuso plantar 121,030 árboles, pero consiguió 82,637, es decir, el 68%. En 2021, esperó colocar 458,350 y alcanzó el 35%. Y en 2022, aspiró a 1,245,970 árboles plantados, pero obtuvo 150,136, es decir, solo un 12% de lo esperado.
Hasta junio de 2023, Serpar pudo plantar el 22% del total de la meta planteada para este año, lo que equivale a 54,061 árboles de los 250,000 proyectados. ¿Podrá acercarse al menos al 50% de su proyección en seis meses? Aunque Latina Noticias buscó en más de una oportunidad comunicarse con la entidad para conocer su descargo sobre este desempeño en cuanto a la plantación de árboles en Lima, no obtuvo respuesta hasta el cierre de esta nota.
Según Serpar, entre los distritos que más árboles plantados recibieron hasta el sexto mes de lo que va de este año, destacan los siguientes: Ancón (4,721), San Martín de Porres (3,834), Lurigancho (3,400), Villa María del Triunfo (2,916) y Puente Piedra (2,930). Por otro lado, hubo algunos a los que no se les concedió ningún árbol, como es el caso de San Luis, Cieneguilla, Lince, Jesús María, Magdalena del Mar, entre otros.
Aunque la entidad consigna que hasta junio se plantaron 4,721 árboles en Ancón, el gerente municipal de dicho distrito, Julián Flores, señaló a Latina Noticias que a la fecha recibieron de la entidad un total de “3,900 árboles plantados” como parte de un convenio. “Cien están pendientes (de plantar)», afirmó. Y añadió que se sembraron “palmeras”, cuya manutención requiere de poca agua, en zonas como Las Lomas y el kilómetro 39 de la Panamericana Norte. Pero los números tampoco cuadran con otros distritos.
A la municipalidad de San Martín de Porres, Serpar registra que le distribuyó 3,834 árboles plantados hasta junio de 2023, pero el alcalde del distrito, Hernán Sifuentes, afirmó: “A nosotros nos ha proporcionado un promedio de casi mil árboles, nosotros los hemos plantado”. “Ellos tienen una línea y no necesariamente nos comunican de las acciones que toman en alguna avenida metropolitana que tiene que ver con la jurisdicción de algunos de los distritos de Lima”, agregó.
Por su parte, Felipe Castillo, alcalde de la municipalidad Los Olivos, manifestó no tener “el dato exacto” de la cantidad de árboles plantados por Serpar en la jurisdicción que gobierna, aunque calificó que gracias a su convenio con dicho organismo —un “aliado estratégico”— y otras entidades logró sembrar en lo que va del año “7,461 árboles de los 50 mil planteados como metas al final de nuestra gestión”. El Servicio de Parques, según su propio registro, plantó hasta la mitad de este año un total de 1,482.
Si bien la norma municipal contempla el deber de las municipalidades distritales de diseñar, formular y promover políticas de áreas verdes, las autoridades consultadas hablan sobre todo de “recuperación” de espacios públicos como parques. Es el caso del alcalde Hernán Sifuentes, quien aseguró haber recuperado para las familias de su distrito la zona aledaña al Puente Trompeta, antes abandonada, así como el parque La Pera. Además, indicó que tiene proyectado la “generación” de 18 sectores de áreas verdes en su distrito.
Por su parte, el alcalde de Los Olivos enumeró una serie de “intervenciones” para hacer de su distrito “el pulmón verde de Lima Norte”. “Hemos intervenido 35 obras, de las cuales diez son parques para el esparcimiento. El parque César Vallejo hemos recuperado cinco mil metros cuadrados de áreas verdes con sembrado de césped en esqueje”, indicó. Y enfatizó que al término de su gestión habrá 50 mil árboles plantados.
En cuanto a Ancón, el distrito más “beneficiado” con la plantación de árboles, según Serpar, el gerente municipal afirmó que el “problema de la COVID-19”, además del “derrame de petróleo”, no les permitió ejecutar la parte del presupuesto destinado a las áreas verdes. “Lo del derrame del petróleo nos ha perjudicado tremendamente en todo el presupuesto”, resaltó. Y el anunciado Fenómeno de El Niño Global, precisó, también le complican el destino de dinero a “las áreas verdes” de la zona.
Para Adriana Yong, también docente de la Universidad de Lima, pensar en una Lima más verde debe pasar por un “importante manejo de la infraestructura verde y azul”. “Para un plan de arborización de Lima, debe predominar la infraestructura interconectada que atraviese la ciudad. A veces vemos los árboles como algo puntual, pero qué hay detrás de esa arborización. El concepto es más amplio en cuestión de recursos ecosistémicos”, señaló.
La especialista destacó, en ese sentido, que “limpiar nuestro mar, regenerar nuestros ríos, proteger nuestras lomas, recuperar nuestros humedales y resolver el suministro de agua y sistema de riego” debe prevalecer al arborizar la capital. “Como complemento: vincular nuevos espacios verdes como parques, plazas y espacios del patrimonio a una sola red vinculada o, lo que es lo mismo, una gran infraestructura verde y azul de la ciudad de Lima”.
Por su parte, el urbanista Aldo Facho consideró que si bien la arborización es necesaria, debe examinarse la manera en que se mantiene la irrigación. “Formular un plan continuo que garantice la masa arbórea en la ciudad demanda pensar cómo vas a hacer para sostenerlo. No es un esfuerzo excesivo. Hay desde riego por goteo, estarán los árboles donde hay agua, aprovecharemos los canales ancestrales. O de la manera más rústica, que lo van regando, pero eso es costosísimo”, detalló.
Así, por supuesto que la arborización de Lima se impone como una necesidad. En tiempos de cambio climático, más imprescindible todavía. Bajo las hojas de una ponciana, por ejemplo, se puede encontrar sombra en días soleados y un espacio de juego para niños y niñas. Ni hablar de su copa, capaz de albergar aves de diversas especies, o del color de sus flores, que acentúa el rojo en primavera. Un árbol, en general, puede significar muchas cosas: ecosistema, oxígeno, recreación, belleza. Pero la falta de ellos en Lima se acrecienta ante la falta de planificación y ejecución de áreas verdes en los espacios públicos.
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