La Policía Nacional sospecha que se trataría de un caso de sicariato debido a la modalidad que emplearon los sujetos. La joven de 26 años perdió la vida camino al hospital.
“Necesito llamar por teléfono antes de morirme. Yo me voy a morir, Dios mío, ayúdenme, por favor. Quiero hablar con mis hijos antes de morirme, por favor», quejándose de dolor, herida en las piernas y brazo, súplica por ayuda. Se trata de una mujer de 42 años, identificada como Keyla Guerra, quien acababa de ser baleada junto a su hija.
El tiroteo ocurrió en la calle Río Blanco con la avenida Ferrocarril, en El Agustino. Madre e hija se encontraban en una reunión familiar, aparentemente celebrando un cumpleaños, cuando un sujeto irrumpió en esta vivienda disparando a matar.
Las cámaras de seguridad muestran a los vecinos desesperados sacando de la casa a Tabata Kiss Guerra, de 26 años. Y la introducen en un auto particular, con dirección al Hospital Hipólito Unanue.
La misma cámara captó minutos antes a un hombre a bordo de una moto haciendo una extraña maniobra, que coincidiría con la descripción que dieron los vecinos del atacante. Minutos después, la mujer fue trasladada también al mismo nosocomio, mientras su hija llegó cadáver.
En el lugar se halló nueve casquillos de bala. Cuatro impactaron en la madre y cinco en la hija. El hecho ocurrió a las 8.40 de la noche del último sábado, y por la forma de actuar del asesino, todo indica que se trataría de un caso de sicariato.
La Policía Nacional llegó al lugar y acordonó la zona para iniciar las investigaciones y determinar el móvil del crimen y quién era exactamente el objetivo del ataque hacia ambas mujeres de nacionalidad venezolana.
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