Por Natalia A. Ramos Miranda
SANTIAGO, 18 dic (Reuters) – Algunos dicen sentir miedo, otros esperanza; algunos hablan de libertad y otros de cambios radicales. Los chilenos escogerán el domingo a un nuevo presidente en un ambiente de polarización y suspenso en un país que hasta hace pocos años era ejemplo de estabilidad.
Tanto el ultraconservador José Antonio Kast como el izquierdista Gabriel Boric cerraron sus campañas esta semana ante miles de adherentes tras recorrer el país y tratar hasta última hora de convencer a los indecisos que podrían marcar la diferencia en una carrera estrecha.
«Lo que está en juego hoy en Chile es la democracia y Boric ha demostrado que sabe llegar a acuerdos. El país necesita cambios y él, que es joven, puede hacer la diferencia», dijo a Reuters la ama de casa Julia Acevedo, de 80 años, una de las adherentes que esta semana fue al cierre de campaña del candidato izquierdista en un parque de la capital.
«Boric representa las postergaciones que distintas generaciones hemos tenido. Yo no creo que logre hacer todos los cambios que se necesitan, pero acelerará el proceso», dijo por su parte el funcionario público Cristian Morales, de 51 años, desde la austral Punta Arenas, cuna del candidato izquierdista.
Una de las principales propuestas del exdirigente estudiantil de 35 años, apoyado por una amplia coalición de partidos de izquierda incluido el comunista, es eliminar el sistema actual de capitalización individual de pensiones para transitar a un modelo colectivo.
En Chile se ha acumulado «mucha rabia», dijo Morales, con asuntos como las históricas bajas pensiones. «Ese tema es claro: si yo jubilo mañana paso a la línea de la pobreza. Tengo dos hijos pequeños, la educación es cara. Si queremos una sociedad más solidaria el Estado tiene que involucrarse».
En una caravana por Kast a mediados de esta semana por avenidas del rico sector oriente de Santiago, el pequeño auto de Margarita Noguera destacaba entre grandes y relucientes camionetas. Acompañada de su familia, agitaba una bandera chilena estampada con la cara del candidato.
«Yo voy a seguir apoyando la libertad. Viví la dictadura de izquierda y sufrí mucho, como tantos otros chilenos», dijo sobre el gobierno del socialista Salvador Allende, derrocado por el golpe militar de Augusto Pinochet. «Yo no soy rica, yo soy pobre. Pero yo voto Kast», sentenció.
Ángela Marambio, de 53 años, otra partidaria de Kast, apoyó al derechista moderado Sebastián Sichel en la primera vuelta en noviembre pero ahora no dudó en dar su respaldo a Kast, un defensor de la dictadura de Pinochet.
«Chile necesita estabilidad, orden y seguridad», declaró.
Entre los votantes de Kast -un abogado conservador de 55 años, casado y padre de 9 hijos-, Boric es asociado al estallido social que sacudió Chile a fines de 2019, una histórica ola de protestas sociales contra la desigualdad que abrió la puerta a la redacción de una nueva Constitución en la que muchos chilenos han depositado sus esperanzas de un Estado más protector en temas clave como pensiones o acceso a la salud.
Un voto práctico
Pero el estallido también dio pie a numerosos episodios de violencia en las calles y Kast ha canalizado parte de ese descontento con su mensaje de «reconstrucción» y orden en un país que inmediatamente después de la ola de protestas se enfrentó al embate de la pandemia de coronavirus.
El pequeño empresario de la ciudad costera de La Serena, Enrique Zuleta, de 41 años, votó durante años por la antigua Concertación, la coalición de centroizquierda que gobernó gran parte de la época postdictadura que dio fama de estabilidad a Chile. Pero ahora irá con Kast.
«Yo no crecí en un ambiente de derecha, para nada, pero hoy mi voto es práctico, por el bienestar nacional. Yo defiendo lo que pasó en Chile estos 30 años (después del régimen) y estoy totalmente en desacuerdo con ese discurso que promueve el sector de Boric de que en Chile está todo mal», declara.
«Kast tiene muchos temas ideológicos con los que yo no estoy de acuerdo. Pero él, aunque es ultraconservador, ha dicho que respetará las leyes. Y eso para mí es importante».
Los partidarios de Boric dicen que su candidato defenderá el lento avance en Chile de asuntos como el aborto -sólo permitido parcialmente en el país- o el respeto a la diversidad sexual, un asunto en foco después que a inicios de este mes se aprobó el matrimonio para parejas del mismo sexo.
Y que Kast representa un riesgo para las conquistas de los últimos años. Encuestas señalan que, en general, las mujeres votarían más por Boric, sobre todo las más jóvenes.
Kast está abiertamente en contra del aborto y del matrimonio homosexual, aunque tuvo que retroceder en una propuesta inicial de eliminar el Ministerio de la Mujer en favor de políticas más centradas en la «familia».
En la caravana por el candidato derechista, sin embargo, había número similar de hombres y mujeres, de todas las edades.
«Kast ha mostrado de dónde viene, él representa un retroceso para los derechos de las mujeres y su emancipación», dijo la octogenaria Julia Acevedo.
Según datos de la autoridad electoral, las mujeres son el 51% de los 15 millones de electores habilitados para votar en estos comicios.
«Yo tengo miedo de Kast. Me preocupa el medio ambiente, el rol del Estado, las pensiones de los chilenos. ¿Qué garantías tenemos las mujeres?», plantea Andrea Ramírez, administradora pública de 26 años.
(Reporte de Natalia Ramos, editado por Fabián Andrés Cambero)
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