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Las lluvias en Uruguay de la semana pasada aliviaron la preocupación del gobierno de Luis Lacalle Pou. Esto luego que se anunciara que las reservas de agua dulce para abastecer a Montevideo y sus alrededores se agotarían en poco tiempo.

Estas precipitaciones sirvieron como una fuente crucial de abastecimiento de agua en las reservas de Paso Severino, ya que ha aumentado durante tres días consecutivos, y los niveles de cloruro y sodio se mantuvieron dentro de los límites permitidos por las autoridades sanitarias del país.

GOBIERNO TOMA MEDIDAS

El gobierno está construyendo un embalse que permita que la planta potabilizadora de Aguas Corrientes, desde donde se suministra agua a la población de Montevideo, reciba agua cruda de mejor calidad. La idea es conectar directamente el Río San José con la cuenca del Santa Lucía, que es el principal afluente de Aguas Corrientes.

La construcción implica la instalación de aproximadamente 14 kilómetros de tuberías y se espera que la construcción esté finalizada para el 26 de julio.

La construcción en el Río San José puede aumentar el suministro de agua en 200.000 metros cúbicos diarios, lo cual es algo menos de la mitad del consumo en el área metropolitana del país (alrededor de 500.000 metros cúbicos).

El secretario de la Presidencia, Álvaro Delgado, sostuvo que la construcción del embalse está terminada y que solo faltan algunos detalles por agregar.

DATOS

Entre el 4 y el 7 de julio, la cantidad acumulada de lluvia en esa represa fue de 39 milímetros.

Esta obra ha generado preocupación entre los residentes de la zona, quienes temen posibles inundaciones si las lluvias son abundantes.

El agua que llega a Montevideo y sus alrededores ha experimentado una disminución en la calidad debido a que, como resultado de la sequía, las reservas de agua de Canelón Chico se agotaron y las de Paso Severino disminuyeron. Estas eran las dos principales fuentes de suministro para la planta potabilizadora de Aguas Corrientes.

Ante esta situación crítica, OSE tuvo que recurrir al agua proveniente de aguas abajo, es decir, de lugares más cercanos al Río de la Plata. Esta agua tiene niveles más altos de cloruro y sodio, lo que provoca que salga salada del grifo en más de la mitad de los hogares del país.