Ministra de la Mujer denuncia a su concuñado por agresión y extorsión

La ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Claudia Dávila, denunció a su concuñado Alfredo Gonzáles, de 33 años, por agresión tras un incidente ocurrido el sábado 1 de octubre, en la casa de la suegra de la funcionaria, Enma Casas Dorregaray.

No obstante, el mismo Gonzáles también ha denunciado a Dávila Moscoso y a su esposo, Luis Zegarra Casas, por presuntamente agredirlo físicamente durante dicha disputa. Si bien Gonzáles reconoció haber estado bajo los efectos de las drogas, remarcó que el ataque provino de la ministra y su cónyuge.

«El hermano de su conviviente lo redujo cogiéndolo del cuello y, posteriormente, lo puso sobre el suelo, mientras que la pareja de este, Claudia Dávila Moscoso, le propinaba patadas en la cabeza. El hecho ocurrió por motivo que el recurrente había consumido sustancias narcóticas», se lee en el parte policial.

Sin embargo, la propia Enma Casas, relató que los hechos se habrían dado luego de una disputa entre su hija y Gonzáles, su pareja, y que fue la primera quien pidió auxilio. Añadió que el denunciado fue reducido por la titular del MIMP y su esposo, quienes solo se defendieron de los golpes.

Por su parte, la ministra Dávila afirmó, en diálogo con Exitosa, ser víctima de chantaje, pues tanto Gonzáles como la esposa del sujeto le han pedido a su suegra que deje la casa. Si no cumple con esto, amenazan con «irse contra ella» debido a su cargo en el Ejecutivo.

Denunciado tiene antecedentes

La suegra de la ministra Dávila alegó temer por su vida, pues sospecha que su yerno podría tomar acciones contra ella. Aseveró que tiene un pasado violento, por lo que ha pedido garantías para su vida, así como ayuda para sus nietas de cuatro y ocho años.

Alfredo Gonzáles tiene denuncias por golpear a un policía, vender drogas y robo agravado a mano armada. A pesar de ello, Enma Dávila dijo que su propia hija lo protege y apoya en el intento de desalojarla de su casa. Al buscar el descargo del denunciado, este optó por no hablar.