Grupos civiles acusaron a los militares de conspirar durante semanas para tomar el poder.
JARTUM, 27 oct (Reuters) – Médicos y trabajadores de la petrolera estatal en Sudán dijeron el miércoles que se unirán a las protestas contra el golpe militar que ha descarrilado la prevista transición del país a la democracia.
Miles de personas han salido a las calles desde la acción del lunes encabezada por el jefe de las fuerzas armadas, el general Abdel Fattah al-Burhan, y varias han muerto en enfrentamientos con efectivos de seguridad.
Un grupo de comités vecinales en la capital, Jartum, anunció planes para más protestas el sábado que llevarían a una «marcha de millones de personas».
Burhan defendió el martes la toma del poder por parte de los militares, diciendo que había derrocado al Gobierno para evitar una guerra civil.
El general destituyó al consejo cívico-militar que se había creado para llevar al país a elecciones democráticas tras el derrocamiento del autócrata Omar al-Bashir en un levantamiento popular en abril de 2019.
Los acontecimientos en Sudán reflejan los de varios otros países árabes donde las fuerzas armadas se hicieron con el control tras levantamientos populares.
El primer ministro Abdalla Hamdok fue devuelto a su casa bajo estrictas medidas de seguridad el martes, después de ser retenido en la residencia de Burhan.
Los trabajadores de la petrolera estatal Sudapet se manifestaron el miércoles en apoyo al gobierno derrocado.
«Anunciamos que nos uniremos a la desobediencia civil en apoyo de la decisión del pueblo que respalda la transformación democrática civil y hasta que se logre este objetivo», dijo Sudapet en un comunicado difundido por la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA), una alianza activista.
Los médicos también dijeron que se declararían en huelga. «Como prometimos y anunciamos anteriormente, entraríamos en una huelga general en todo Sudán en caso de un golpe de Estado, así que estamos cumpliendo nuestra palabra y nuestro tiempo por completo», dijo la Oficina Unificada de Médicos, que está formada por diferentes sindicatos.
Grupos civiles acusaron a los militares de conspirar durante semanas para tomar el poder.
Burhan tiene estrechos vínculos con estados que trabajaron para hacer retroceder la influencia islamista y contener el impacto de los levantamientos de la Primavera Árabe de 2011, como Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita y Egipto.
Si bien los países occidentales han denunciado la situación en Sudán, el tercer país más grande de África, esas naciones árabes han pedido mayormente a las partes que muestren moderación.
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