Piero se gana la vida ofreciendo golosinas en las calles de Trujillo y asumió dicha responsabilidad luego de que a su madre le detectaran fibrosis pulmonar y tuberculosis. Esta es su historia.
Por Grecia Pimentel
Piero se ha visto obligado a trabajar a sus trece años vendiendo caramelos en las calles de Trujillo para sacar adelante a su familia, pues su madre está enferma y su situación económica es difícil. Pero a pesar de estas circunstancias no ha descuidado sus estudios.
No hace mucho, quien mantenía a flote el hogar era su madre, Martha Gómez, vendiendo golosinas por las noches; sin embargo, las enfermedades que padece se han agudizado y ahora su estado de salud es delicado. Depende del cuidado de sus dos menores hijos.
“Me detectaron fibrosis pulmonar y me han prohibido que salga a vender, yo vendía golosinas en las noches, pero ahorita con esta fibrosis pulmonar y la TBC que me han detectado me han mandado a reposo absoluto”, contó Martha Gómez, mamá de Piero.
El padre de Piero, cuyo retrato está colgado en una pared de su casa, falleció hace cuatro años. Según cuenta la madre, su esposo trabajaba para una empresa y en un accidente se electrocutó en el distrito de Casa Grande.
Piero vive en el sector Nuevo Jerusalén en el distrito de La Esperanza, estudia por las mañanas en el colegio José Faustino Sánchez Carrión y por las tardes, a eso de las 6:30 sale a las calles con su bolsa de caramelos.
“Yo la ayudo mucho (a mi mamá), mejor dicho, yo hago casi todo, yo lavo, yo a veces cocino y también barro mi cuarto y mi corral. Yo le ayudo a mi mamá que a veces no puede ,porque está enferma y débil”, relató el niño.
Casi siempre recorre la avenida Condorcanqui, donde se ha ganado la simpatía de algunos comerciantes, y hay días en que se queda hasta muy tarde; incluso hasta la madrugada en su intento por traer algo de dinero para la casa.
“Se quedan hasta tarde, porque a veces no consiguen la cantidad que debe ser, yo les digo aunque sea un poco, «pero me va a faltar para mi pasaje», dicen. Ellos disponen de la plata, «vamos a comprar pan, vamos a comprar pan, vamos a comprar esto, lo otro», dicen”, añadió la señora Martha.
Piero expresó su deseo de querer convertirse en médico veterinario cuando sea adulto, pues ama a los animales, aunque se ha mostrado un poco dubitativo por lo que dicen de la carrera.
“Me gustan mucho los animales y quería ser veterinario, pero algunos dicen que eso no es trabajo, que debe ser algo más grande, pero yo he escuchado en la tele que debes luchar por lo que te gusta y no por lo que te manden”, expresó. Para cualquier apoyo a la familia puede comunicarse a este número de celular: 992347007.
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