El ejercicio reduce el riesgo y la severidad de la ansiedad y la depresión. Conoce cuáles son los mecanismos biológicos y psicológicos que lo hacen posible.
El ejercicio físico puede ser absolutamente indeseable al inicio. Sin embargo, ninguna de nuestras excusas importa cuando se trata de los beneficios para la salud. Los beneficios van más allá de la salud física: el ejercicio también tiene un gran impacto en la salud mental.
Así lo afirma un artículo publicado en la revista BMC Public Health1, que se basa en los datos del Estudio de Salud de Trøndelag (HUNT), un proyecto de investigación que recoge información sanitaria de 250.000 habitantes de esta región noruega desde 1984.
Los investigadores compararon los datos de la tercera ronda de recogida de datos, llamada HUNT3, que se realizó entre 2006 y 2008, con los datos del Registro Noruego de Medicamentos Prescritos, que ofrece una visión general de los medicamentos que se han dispensado en Noruega.
Los resultados del estudio científico mostraron que las personas que estaban en mejor forma física tenían menos probabilidades de recibir medicamentos para la ansiedad y la depresión. Además, el ejercicio ayudaba a prevenir el desarrollo de estos trastornos mentales en personas que no los padecían previamente.
Según los autores del estudio, el ejercicio puede influir en la salud mental de varias formas:
Los expertos recomiendan realizar al menos 150 minutos de ejercicio moderado o 75 minutos de ejercicio intenso por semana, repartidos en varios días. El ejercicio moderado es aquel que aumenta ligeramente la frecuencia cardíaca y respiratoria, como caminar rápido, nadar o montar en bicicleta. El ejercicio intenso es aquel que hace que se sude y se jadee, como correr, saltar o hacer deportes de equipo.
Además del ejercicio aeróbico, también se aconseja hacer ejercicios de fuerza dos o tres veces por semana, que implican levantar pesos o usar bandas elásticas. Estos ejercicios ayudan a mantener y aumentar la masa muscular, lo que mejora el metabolismo y previene la pérdida ósea.
También se pueden practicar ejercicios de flexibilidad y equilibrio, como el yoga o el tai chi, que mejoran la postura, la coordinación y la movilidad articular.
Los beneficios del ejercicio para la salud mental pueden variar según cada persona, pero en general se pueden esperar los siguientes:
El ejercicio es una actividad sencilla, barata y efectiva para mejorar la salud mental. No hace falta ser un atleta ni tener un equipo especial para empezar a moverse. Lo importante es elegir una actividad que se adapte a las preferencias, capacidades y objetivos de cada uno, y hacerla con regularidad y disfrute.
Como dice Linda Ernstsen, autora principal del artículo y profesora asociada del Departamento de Salud Pública y Enfermería de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU): “Ser más activo físicamente no solo es bueno para tu corazón. También puede ayudarte a sentirte mejor”.
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