Esta enfermedad puede causar complicaciones en la visión de los pacientes que la padecen si es que no se detecta a tiempo.
La retinopatía diabética, una complicación de la diabetes que afecta la retina, es la principal causa de pérdida severa de visión en el mundo occidental entre las personas de 20 a 65 años. Esta enfermedad ocular es temida por los pacientes debido a su potencial para causar ceguera.
No obstante, lo más sorprendente es que en más del 90% de los casos, la pérdida severa de visión o incluso la ceguera podrían haberse evitado completamente si es que la prevención y el tratamiento se hubieran realizado a tiempo.
La diabetes afecta los niveles de glucosa en la sangre, causando una lesión de los vasos sanguíneos de la retina, la parte de nuestro ojo que es más sensible a la luz. Estos vasos alterados dejan escapar fluido y varias moléculas hacia la retina, dañándola y ocasionando la pérdida de visión.
La retinopatía diabética es un problema global que afecta a millones de personas en todo el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que existen más de 420 millones de personas con diabetes en todo el mundo.
De quienes batallan con la diabetes, aproximadamente un tercio desarrollará retinopatía diabética. En países como Portugal, se estima que alrededor de 1,5 millones de ciudadanos tienen diabetes, y aproximadamente el 30% desarrollará retinopatía diabética.
El diagnóstico de la retinopatía diabética se da mediante un examen oftalmológico completo, el cual puede incluir la dilatación de las pupilas para permitir una visualización más detallada de la retina. Es crucial que las personas con diabetes se sometan a este examen de forma regular, siguiendo las recomendaciones de su médico, pues el seguimiento frecuente es esencial para detectar la retinopatía en etapas tempranas, ya que es en ese momento que las opciones de tratamiento son más efectivas antes de que haya pérdida de visión.
La prevención de la retinopatía diabética incluye el control riguroso de los niveles de glucosa en la sangre, la presión arterial y el colesterol. Una dieta saludable, ejercicio físico regular y la toma adecuada de medicamentos son cruciales para minimizar el riesgo de desarrollar esta complicación.
Un paciente diabético nunca debe esperar a tener pérdida de visión para buscar a un médico oftalmólogo o para hacerse un examen de detección. Esta observación debe ser anual o de acuerdo con la indicación de su médico.
Si se diagnostica retinopatía diabética, existen varias opciones de tratamiento, dependiendo del estadio de la enfermedad. Estas incluyen las inyecciones intravitreales de medicamentos, la fotocoagulación con láser y la cirugía.
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