Especialistas en salud mental sostienen que estos pensamientos pueden causar angustia en quienes lo padecen. Conoce qué son y cómo se tratan.
Durante el día, una persona tiene, en promedio, alrededor de 6.200 pensamientos, siendo algunos de ellos inveitablemente no deseados, alarmantes o extraños. Puedes estar manejando y de repente te visualizas chocando tu vehículo, o estas caminando por el malecón con un acompañante y te imaginas empujando a esa persona al vacío.
Ambos son ejemplos de lo que se califica como pensamietos intrusivos. Según recoge Time, Jon Abramowitz, profesor de psicología de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, sostiene que estos pueden ser muy molestos, pero son perfectamente normales, pues acaban siendo «un ruido mental».
No obstante, para algunas personas los pensamientos continuan y pueden ser debilitantes. En TikTok, recientemente se volvió tendencia el tema, con clips que tenían como texto «mis pensamientos intrusivos ganaron» y que muestran a quienes tienen estas ideas ejecutándolas, sin peligro alguno.
Si bien los millones de visualizaciones de videos han dado pie a la discusión sobre algo que puede parecer vergonzoso, e incluso a normalizarlo, los expetos apuntan que las publicaciones en las redes sociales no capturan la historia completa.
«No hay nada malo en señalarlo; pero hay cierta falta de conciencia sobre qué son los pensamientos intrusivos reales, y tal vez la gente no haya elegido el mejor término para describir lo que están haciendo», sostiene Ben Eckstein, terapeuta especializado en el tratamiento del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) y de ansiedad.
Los expertos en salud mental definen a los pensamientos intrusivos como imágenes o impulsos no deseados y repetitivos, que pueden ser violentos, sexuales o blasfemos. «Puede ser cualquier cosa que una persona califique como repugnante o incongruente con sus valores y creencias», precisa.
Esto difiere de lo que se mostró en la red social: un pensamiento veloz sobre si deberías saltar al escenario mientras toca tu banda favorita probablemente no vuelva a suceder y no te causará demasiada angustia, a menos que valores profundamente seguir las reglas y te preocupe por lo que la idea dice acerca de ti.
Algunas investigaciones señalan que el estrés, la ansiedad y la falta de sueño influyen en la frecuencia de estos pensamientos; pero estos pueden aparecer espontáneamente: puedes estar sosteniendo un bebé y te visualizas dejándolo caer, o puedes estar en un balcón y se te ocurre saltar sobre él. Otros pensamientos descritos por especialistas son de índole sexual con familiares, encontrar gérmenes peligrosos o hacer algo muy vergonzoso en público.
Una idea equivocada sobre estos pensamientos son que están relacionados con nuestro comportamiento. La realidad es que estas ideas no reflejan nuestros deseos reales y tampoco nos pueden obligar a actuar según lo que se piensa, pues acaba siendo solo un pensamiento y nosotros decidimos si actuamos o no.
Pese a ello, algunas personas sí le dan una importancia mayor, causándoles preocupación sobre que estos sean reales o las hagan actuar de cierta manera, por lo que se ven obligadas a realizar actividades (compulsiones) que acaban alterando su vida y rutina por completo.
En específico, las personas con TOC experimentan pensamientos intrusivos con mayor intensidad que otras y les resulta más complicado deshacerse de ellos. Según Abramowitz, en los ejemplos mencionados anteriormente, alguien que sufre de TOC podría asumirse a sí mismo como una persona peligrosa o dañina.
En el caso de los padres primerizos que experimentan estos pensamientos podría limitar las interacciones con sus bebés, poniendo en peligro la relación con él, su pareja y dificultando el trabajo de ambos en casa. «Se quedan atrapados en un tira y afloja con sus pensamientos intrusivos», sostiene el especialista.
Es importante reconocer si durante el día, los pensamientos intrusivos nos causan mucha angustia o interfieren con su capacidad para funcionar, pues en ese momento será importante buscar ayuda.
Un profesional en salud mental determinará si son benignos o si ocurre algo más grave, de acuerdo a la Dra. Sue Varma, psiquiatra de Nueva York. Posiblemente, podrías estar lidiando con TOC, algún trastorno del estado de ánimo, depresión posparto, ansiedad o trastorno de estrés postraumático.
Según investigaciones, la terapia cognitivo-conductual (TCC) es la más eficaz para tratar con los pensamientos intrusivos. Una técnica común implica enfrentarlos y dejar que ocurran sin tener la necesidad de realizar un comportamiento compulsivo.
La mayoría de pacientes responden bien al tratamiento y aprenden que sus pensamientos perturbadores en realidad son seguros y manejables, en promedio dentro de las ocho o diez semanas de iniciado, con algunos resaltando una reducción importante de la frecuencia tras dos semanas.
Jessica Beadel, psicóloga clínica de Ohio, anima a cualquiera con pensamientos intrusivos a recordar que no es la única persona que lo padece. Sus pacientes que padecen este problema creen que algo anda mal con ellos y se muestran reacios a contar estas experiencias.
«La mayoría de personas en tu entorno tienen pensamientos intrusivos de vez en cuando. Estos son solo pensamientos, no son indicadores de quién eres como persona, cuáles son tus valores o cuáles son tus creencias», afirma.
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