Conoce los motivos y desde cuándo rige la ley que protege a los animales de nuestro país.
La tradición de asistir al circo en familia ha sido una parte arraigada de nuestra cultura durante mucho tiempo. Sin embargo, en los últimos años, hemos presenciado una evolución en la industria circense, adaptándose a una sociedad cada vez más consciente y preocupada por el bienestar de los animales.
En el pasado, los circos solían presentar espectáculos emocionantes con majestuosos elefantes, imponentes leones, feroces tigres y otros animales salvajes que asombraban al público. Pero, tras este efímero momento de entretenimiento, se ocultaba una realidad sombría.
Estos animales eran sometidos a condiciones deplorables: explotación, maltrato físico, alimentación inadecuada y encierro en espacios reducidos que atentaban contra su bienestar.
Hoy en día, muchos circos han optado por eliminar la participación de animales en sus espectáculos, centrándose en la creatividad y habilidades de artistas humanos. Esta tendencia ha sido bien recibida por el público, que valora el enfoque ético y compasivo hacia los animales.
Uno de estos países que ha implementado una normativa para combatir esta situación es el Perú, que en julio del 2011 promulgó la ley Nº 29763 que prohibía el uso de animales salvajes en los circos.
A pesar de la existencia de esta ley, en ciertos circos peruanos los maltratos persistieron, lo que impulsó a la ONG Animal Defenders International (ADI) y a la Policía Nacional a realizar en 2014 la «Operación Espíritu de Libertad». Su objetivo era rescatar a cientos de animales que se encontraban en condiciones inhumanas y deplorables.
Además de Perú, otros países también han dado pasos significativos para proteger a los animales en los circos. Bolivia, Grecia, Austria y Malta han prohibido el uso de cualquier tipo de animal en estos espectáculos.
Mientras tanto, países como Paraguay, Suecia, Dinamarca, Finlandia, Portugal, Hungría, Croacia, República Checa, Noruega, Bosnia-Herzegovina, India, Israel, Singapur y Eslovenia también han vetado específicamente el uso de animales salvajes.
El director de Gestión Sostenible del Patrimonio de Fauna Silvestre del Serfor, Enrique Michaud, expresó lo siguiente: » Los animales domésticos que de alguna forma esté dentro de su conducta natural o expresión natural, el tema de trabajo o de que puedan participar en algún acto, la ley no se lo impediría, siempre que no haya un tema de maltrato, etc. «, expresó.
«En el caso de animales silvestres si todos serian prohibidos, la aparición en actos, debido a que no es una conducta natural participar dentro de un acto de circo. Lo cual de repente en algunos animales domésticos si pueda ser discutible, pero eso son ya discusiones dentro de un aspecto técnico que se debe considerar para dar o negar autorización a alguno de esos eventos y licencias.», añadió.
Además, el especialista afirmó que esta ley también impide el ingreso de espectáculos extranjeros que realicen este tipo de prácticas: «La ley asegura que ningún espectáculo que involucre animales se de en el país, entonces ya los circos a sabiendas de que estas leyes no solo son en Perú, siempre averiguan los temas de legislación nacional porque sino también serían impedidos del ingreso.», dijo.
El circo sin animales es una muestra de cómo la tradición puede adaptarse para abrazar la ética y el respeto hacia todos los seres vivos. Si bien, existe un desafío al promover alternativas creativas , hay un circo peruano que implementó una interesante propuesta relacionada a este concepto.
Se trata del Circo de la alegría de Pitillo, dirigido por Hugo Muñoz, quien además de interpretar al carismático payasito, implementó animales de ficción en su espectáculo, recreando la fantasía de ver a los animales en vivo pero sin comprometer a los animales reales y respetandolos.
“A través de la historia, el circo fue la forma mediante la cual los niños conocieron a los animales salvajes y domésticos. Sé que hay circos que mantienen condiciones óptimas para animales salvajes; sin embargo, no apoyo la idea de sacarlos de su hábitat, enseñarles trucos y utilizar el maltrato para lograrlo”, expresó Pitillo.
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