Es un llamado a la acción para proteger la biodiversidad y evitar que otras especies sufran el mismo destino.
Las aves conocidas como alcas gigantes o pingüinos originales (Pinguinus impennis) desaparecieron del planeta a mediados del siglo XIX. Su extinción se atribuye a una combinación de factores, principalmente la caza desmedida y la disminución de su fuente de alimento.
Estas aves no voladoras, de plumaje negro y blanco y pico robusto, eran presas fáciles para los cazadores. Su carne era apreciada como alimento, mientras que sus plumas se usaban para rellenar colchones y almohadas. La explotación comercial de la especie la llevó a un declive acelerado.
Escasez de alimento: La sobrepesca en el Atlántico Norte, donde habitaban las alcas gigantes, agotó sus principales fuentes de alimento, como el bacalao y el arenque. La competencia con otras aves marinas también contribuyó a la dificultad de las alcas para obtener el sustento necesario.
La última pareja reproductora de alcas gigantes fue vista en 1844 en un islote de Islandia. Desde entonces, no se ha registrado ningún avistamiento confirmado de la especie.
Aunque las alcas gigantes se extinguieron, su nombre pervive en las aves que hoy conocemos como «pingüinos». Estas aves no voladoras del hemisferio sur, aunque no son parientes directos de las alcas gigantes, comparten algunas similitudes en su apariencia y comportamiento.
Un recordatorio: La historia de las alcas gigantes nos recuerda la vulnerabilidad de las especies ante la actividad humana. Es un llamado a la acción para proteger la biodiversidad y evitar que otras especies sufran el mismo destino.
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