Antes de fallecer, el pontífice ordenó que el vehículo que usó en Belén fuera reconvertido en una unidad médica para atender a niños heridos y desnutridos en medio de la crisis humanitaria.
Antes de su fallecimiento, el papa Francisco dejó una última acción simbólica y poderosa: pidió que el papamóvil que usó durante su visita a Belén en 2014 fuera transformado en una clínica móvil para niños en Gaza. La unidad médica se activará cuando se reabra el corredor humanitario, en medio de una crisis que ha desplazado a más de un millón de menores.
El vehículo, un Mitsubishi adaptado para su gira por Tierra Santa, fue donado a Caritas, organización humanitaria que coordinará la atención médica en la zona. Estará equipado con pruebas rápidas, oxígeno, medicamentos, vacunas y kits de sutura, y será operado por un equipo de médicos locales.
«Podremos llegar a niños que hoy no tienen acceso a atención médica», declaró Peter Brune, secretario de Caritas en Suecia. «Es una intervención concreta que salva vidas», añadió. La organización ha bautizado la camioneta como «el vehículo de la esperanza» y divulgó fotos del proyecto.
«Representa el amor, el cuidado y la cercanía que su santidad mostró hacia los más vulnerables y que expresó durante toda la crisis», dijo Anton Asfar, representante de Caritas Jerusalén.
Francisco, primer papa latinoamericano, denunció en su mensaje de Pascua la «dramática e indigna crisis humanitaria» en la Franja de Gaza y pidió un cese al fuego inmediato, ayuda para los civiles y la liberación de los rehenes. “La gente tiene hambre y aspira a un futuro de paz”, dijo entonces.
Mientras tanto, Israel ha intensificado sus bombardeos y ampliado su ofensiva terrestre en Gaza desde el 18 de marzo. El lunes, el gabinete de seguridad israelí aprobó un plan militar para la “conquista” total del enclave palestino, lo que ha agravado aún más la situación humanitaria.
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