El apagón eléctrico que afectó a España el pasado 28 de abril se debió a un fenómeno de sobretensiones que provocó una reacción en cadena, según explicó la ministra de Transición Ecológica, Sara Aagesen, en una conferencia de prensa.
En una exposición detallada sobre el incidente, el Gobierno responsabilizó a Red Eléctrica y a las compañías generadoras del apagón que dejó sin luz a toda la península ibérica. Según Aagesen, varias empresas actuaron de forma indebida durante la desconexión general. “El sistema no disponía de suficiente capacidad de control de tensión dinámica”, explicó, señalando que algunas centrales fueron desconectadas de manera arbitraria para proteger sus instalaciones.
Tras el incidente, se barajaron varias hipótesis, entre ellas un posible ciberataque —pronto descartado— y una falla por sobreproducción de energías renovables. Estas versiones fueron descartadas este martes por la ministra, quien confirmó la existencia de vulnerabilidades y carencias en el sistema de seguridad eléctrica del país.
Versiones que luego quedaron descartadas este martes por la política Sara Aagesen, quien señaló que se detectaron “vulnerabilidades” y “carencias” en el dispositivo de seguridad de la red eléctrica de España.
CENTRALES ELÉCTRICAS QUE INCUMPLIERON
De las diez centrales asignadas por Red Eléctrica para responder a restricciones técnicas, todas presentaron algún nivel de incumplimiento en su obligación de absorber potencia reactiva, según Aagesen. Además, una planta que debía operar ese día avisó con antelación que no estaría disponible. Aunque REE evaluó que no era necesaria una planta adicional, minutos antes del apagón ordenó activar una central de ciclo combinado, que no estuvo operativa hasta las 14:00 h, cuando el apagón ya se había producido una hora y media antes.
INSUFICIENCIA DE GENERACIÓN SÍNCRONA
Según la vicepresidenta del Gobierno, la escasez de generación síncrona —producción de electricidad mediante generadores— ya había causado sobretensiones en la mañana del 28 de abril. La intervención del operador del sistema, que reforzó el mallado de la red y cerró la exportación de electricidad hacia Francia, buscaba mitigar las oscilaciones, pero aumentó la tensión en el sistema.
Antes del apagón, esa tensión alcanzó niveles anormalmente altos y persistentes, provocando la desconexión automática de varias plantas generadoras. Las primeras salidas ocurrieron en Granada, Badajoz, Segovia, Huelva y Cáceres. Algunas desconexiones fueron incorrectas, realizadas por medidas de seguridad mal calibradas, lo que apunta a una segunda responsabilidad de las compañías eléctricas.
Este efecto dominó impidió cualquier intento de control. Los mecanismos de contención —hasta seis intentos de desconexión controlada— fallaron. Aunque se descartó el ciberataque como causa del colapso, el informe oficial detectó vulnerabilidades cibernéticas que deben ser corregidas para prevenir futuros apagones masivos.