Piero es un niño de trece años que se gana la vida ofreciendo golosinas en las calles de Trujillo y asumió dicha responsabilidad luego de que a su madre le detectaran fibrosis pulmonar y tuberculosis.
La Beneficencia de Trujillo incorporó en su programa social a Piero, el escolar de 13 años que era el único sostén económico de su familia y que trabajaba vendiendo caramelos en la avenida Condorcanqui todas las tardes.
“Atendiendo esa necesidad alimentaria que tiene como familia, garantizando pues que tengan desayuno y almuerzo gratuito al incorporarlo a nuestro programa social San Martín de Porres, también se está trayendo el apoyo con alimentos, con bebidas, con útiles escolares”, informó Fabio Velasco, presidente del directorio de la Beneficencia de Trujillo
Además, la madre de Piero, Martha Gómez, quien dejó de trabajar por la gravedad de sus enfermedades (tuberculosis y fibrosis pulmonar) recibió un bono de S/ 1000 por parte de un laboratorio de análisis clínico y pasará por un proceso de rehabilitación.
“Finalmente cuando la madre ya pueda recuperarse ingresa dentro de nuestro programa de rehabilitación, porque a veces cuando hay enfermedades respiratorias crónicas se requiere de un proceso de rehabilitación respiratoria”, detalló Fabio Velasco.
El último fin de semana Piero y su familia fueron sorprendidos por los representantes de la Beneficencia de Trujillo que trajeron varios víveres a su casa del sector Nuevo Jerusalén en el distrito de La Esperanza.
“Muy feliz y agradecido por lo que nos están dando y nos están ayudando mucho con nuestros estudios”, expresó, contento, el niño. En tanto la señora Martha Gómez comentó lo siguiente: “Gracias por hacerse presente acá conmigo, les agradezco de todo corazón y que Dios los bendiga a todos”.
El viernes 15 de julio Latina Noticias Trujillo dio a conocer en un informe especial el caso de Piero, quien a sus cortos 13 años se ha visto en la obligación de sacar adelante a su familia por las enfermedades que padece su madre, las cuales la imposibilitan de mantener a flote el hogar.
Este niño, a pesar de estas difíciles circunstancias, no descuidó sus estudios, pues mientras por las mañanas estudiaba en el colegio José Faustino Sánchez Carrión, por las tardes salía a la avenida Condorcanqui a luchar por llevar un poco de comida a su casa.
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