La máxima autoridad de la Iglesia Católica busca salvar los puestos de trabajo de otros empleados del Vaticano
El papa Francisco ordenó a los cardenales que recorten su salario en un 10% y disminuyan los pagos de otros clérigos que trabajan en el Vaticano para salvar los puestos de trabajo de los empleados de menor rango, ya que la pandemia del coronavirus ha afectado los ingresos de la Santa Sede.
El Vaticano informó que Francisco emitió un decreto para aplicar recortes proporcionales a partir del 1 de abril. El Santo Padre ha insistido a menudo en que no desea despedir trabajadores en momentos de dificultad económica, aunque el Vaticano está enfrentando déficits.
Los cardenales que trabajan en el Vaticano y viven en el área o en Roma reciben salarios que se estiman entre 4.000 y 5.000 euros por mes, y muchos residen en enormes departamentos que se arriendan muy por debajo de los costos del mercado. La mayoría de sacerdotes y monjas que trabajan allí viven en comunidades religiosas en Roma, como seminarios, conventos, parroquias, universidades y escuelas, lo que les otorga mayor protección ante crisis económicas.
Tienen muchos menos gastos en el día a día que los empleados laicos, como policías, bomberos, personal de aseo, de centros de artes y de mantenimiento general, quienes viven en Roma y en muchos casos tienen familias. Este grupo de trabajadores laicos parece ser el que desea proteger el Sumo Pontífice, ya que muchos empleos de rango menor no fueron incluidos en el decreto papal.
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