Todos los 28 de cada mes se celebra a este santo patrón de los imposibles.
San Judas Tadeo, a menudo llamado el Santo de las causas imposibles, es un apóstol que se menciona en el Nuevo Testamento de la Biblia. Su historia se ha transmitido a través de la tradición religiosa y de la veneración popular.
San Judas Tadeo fue uno de los doce apóstoles elegidos por Jesucristo para ser sus seguidores más cercanos. Aunque su papel en los evangelios es relativamente discreto, es conocido por ser el autor de la Epístola de Judas en el Nuevo Testamento.
¡Oh venerado San Judas Tadeo! Siervo fiel y amigo de Jesús. Muchos son los que te honran y te invocan en el mundo entero, como el patrón de los casos imposibles y de las causas desesperadas. Ruega por mí, que me siento tan impotente y solo.
Por favor, consígueme ayuda visible y rápida. Ven pronto en mi auxilio en este momento de gran tribulación que aflige a mi alma para que pueda recibir el consuelo y la ayuda del cielo en todas mis necesidades, pruebas y sufrimientos, particularmente en esta (realiza aquí tu petición) y que pueda alabar a Dios contigo por siempre.
Te prometo, bendito San Judas Tadeo, que siendo siempre conscientes de este gran favor que me alcanzarás, que siempre te honraré como mi poderoso patrono especial, y fomentaré con enorme gratitud, tu maravillosa devoción. Amén.
¡Oh gloriosísimo apóstol San Judas! Siervo fiel y amigo de Jesús. El nombre del traidor que entregó a tu querido Maestro en manos de sus enemigos ha sido la causa de que muchos te hayan olvidado, pero la Iglesia te honra y te invoca universalmente como el patrón de los casos difíciles y desesperados.
Ruega por mí que soy tan miserable, y has uso de ese privilegio especial a ti concedido de socorrer visible y prontamente cuando casi se ha perdido toda esperanza.
Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que reciba los consuelos y socorros del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente en la que te presento a continuación. (Haga aquí cada una de sus súplicas)
Alcánzame lo que humildemente te pido para que pueda siempre, con todo mi ser y todo mi corazón, bendecir y alabar a Dios contigo y con todos los escogidos por toda la eternidad.
Te prometo, glorioso San Judas, acordarme siempre de este gran favor y nunca dejaré de honrarte como a mi especial y poderoso protector y hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción.
Amén.
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