Esta modalidad de crédito, aunque en apariencia atractiva, se ha convertido en una trampa mortal que ha llevado a miles de comerciantes a cerrar sus negocios debido a la extorsión y amenazas.
La situación económica de muchos emprendedores en Perú es cada vez más crítica, y las cifras lo demuestran. Según la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (Fepcmac), las bandas dedicadas al préstamo «gota a gota» mueven alrededor de 4 mil millones de soles en el mercado. Esta modalidad de crédito, aunque en apariencia atractiva, se ha convertido en una trampa mortal que ha llevado a miles de comerciantes a cerrar sus negocios debido a la extorsión y amenazas.
El año pasado, cerca de 2,600 negocios se vieron obligados a cerrar sus puertas tras ser víctimas de estas prácticas abusivas. Las promesas de “crédito fácil” y bajos intereses, que se presentan en tarjetas y folletos aparentemente inofensivos, ocultan un mundo de sufrimiento y desesperación para quienes caen en la red de estos prestamistas informales.
La señora María, dueña de una ferretería, es solo una de las muchas que han experimentado los peligros que estas ofertas traen consigo. Aunque le prometen un préstamo de 2,000 soles con la sencilla obligación de pagar 100 soles mensuales durante un año, detrás de esa fachada hay presiones constantes y condiciones desmedidas que pueden llevar a la quiebra.
Es alarmante escuchar las declaraciones del Jorge Solís Espinoza, presidente de la Fepcmac, quien señala que en 2023 el saldo de colocaciones del sistema microfinanciero ascendió a 68 mil millones de soles, pero para 2024 este número bajó a 64 mil millones. Este descenso puede estar relacionado con la creciente amenaza que representan las mafias que ofrecen préstamos fáciles y rápidos, especialmente en distritos vulnerables de Lima como San Martín de Porres, Cercado de Lima y San Juan de Lurigancho.
Los testimonios de comerciantes locales hablan de un ciclo interminable de miedo y presión. “Pasan dejando sus tarjetas por aquí”, dice un trabajador de una botica, evidenciando cómo estos prestamistas se infiltran en la zona. “He escuchado casos donde no pueden pagar y los condicionan, porque es un pago diario”, añade un bodeguero, enfatizando la carga que estos préstamos representan.
Para agravar la situación, los prestamistas informales operan bajo nombres de bancos y cajas reconocidas, lo que les permite engañar a más víctimas. “Utilizan nombres como Credifácil, Prestacaja o Banco Fácil”, menciona el Solís.
La criminalidad no solo afecta la salud financiera de los emprendedores, sino que también pone en peligro el tejido mismo de los negocios en las comunidades. Quienes caen en la trampa de los préstamos “gota a gota» muchas veces no ven salida.
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