El COI ha pedido a las federaciones internacionales que trasladen los eventos de Rusia y que prohíban la participación de atletas y funcionarios rusos y bielorrusos en las competiciones.
Así lo aseguraron representantes de la Casa Blanca, pese a que Estados Unidos ha liderado los esfuerzos mundiales para prohibir las importaciones de petróleo ruso.
La guerra de Ucrania cambia las reglas del juego para las potencias occidentales, obligándolas a replantearse las relaciones de décadas con Rusia.
Las sanciones occidentales a Rusia prohíben las transacciones con el ministerio de finanzas, el banco central o el fondo nacional de patrimonio de Rusia.
La mayor cadena de comida rápida del mundo había decidido en marzo cerrar sus 847 restaurantes en Rusia, asumiendo un golpe de 50 millones de dólares al mes.
GTSOU, que opera el sistema de gas ucraniano, argumentó que las fuerzas de ocupación rusas habían empezado a enviar el gas a dos regiones separatistas respaldadas por Rusia.
En la víspera, el expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aseguró que Ucrania tenía tanta culpa como Rusia en cuanto al origen de la invasión.
Rusia suministra el 40% del gas de la UE y el 26% de sus importaciones de petróleo, que alimentan la calefacción doméstica, el transporte y las industrias de toda Europa.
Un embargo sobre el petróleo ruso privaría a Moscú de una gran fuente de ingresos, pero llegar a un acuerdo sobre la medida ha dividido a los países del bloque, que depende de Rusia para el 26% de sus importaciones de crudo.
Las declaraciones las dio la comisaria de Energía de la UE, Kadri Simson, en una conferencia de prensa tras una reunión de ministros de Energía del bloque en Bruselas.