Crisis epiléptica: ¿Cómo actuar frente a una emergencia?

La epilepsia es un trastorno neurológico que afecta a 50 millones de personas en todo el mundo. Aunque puede alterar ciertos aspectos de la vida diaria, con el tratamiento adecuado es posible controlar las crisis y llevar un estilo de vida normal. Por eso aquí te contamos cómo poder actuar frente a una.

Las crisis epilépticas, causadas por una alteración en la actividad eléctrica del cerebro, se manifiestan de diversas formas, como convulsiones, confusión, pérdida de conocimiento o sensaciones anómalas.

PRIMEROS PASOS DURANTE UNA CRISIS

Ante una crisis epiléptica, lo más importante es mantener la calma y tranquilizar a la persona afectada. Retire cualquier objeto cercano que pueda representar un peligro y colóquela de lado si está tumbada, facilitando así la respiración y evitando que se acumule saliva en la boca. Nunca sujete al paciente con fuerza ni intente introducirle objetos en la boca, ya que esto podría causar lesiones. Es esencial cronometrar la duración de la crisis y observar cómo se desarrolla. Si esta se prolonga por más de cinco minutos o si la persona no se recupera por completo después, busque atención médica de inmediato.

Durante la crisis, es normal que el paciente deje de respirar momentáneamente debido a la contracción de los músculos, pero la respiración suele restablecerse al finalizar la convulsión. No le ofrezca agua, alimentos ni medicamentos hasta que esté completamente recuperado. Estas medidas ayudarán a minimizar los riesgos y garantizarán un manejo adecuado de la situación.

RECOMENDACIONES A LARGO PLAZO

El tratamiento farmacológico es fundamental para controlar las crisis, logrando resultados positivos en el 70% de los pacientes, según especialistas. La elección del medicamento dependerá del tipo de crisis y de las características individuales de cada persona. En casos de epilepsia farmacorresistente, se pueden evaluar opciones quirúrgicas o terapias avanzadas como la neuroestimulación.

Además de la medicación, adoptar hábitos saludables es clave para mejorar el pronóstico. Dormir entre 7 y 9 horas diarias, evitar el consumo de alcohol y bebidas energéticas, y mantener una rutina de ejercicio regular pueden marcar una gran diferencia. La epilepsia también puede tener un impacto emocional y social significativo, por lo que contar con apoyo psicológico puede ser de gran ayuda para gestionar la ansiedad y fortalecer la autoestima.

Con un abordaje integral y el apoyo del entorno, entre un 60% y un 80% de los pacientes logran estar libres de crisis durante al menos cinco años. Estos datos reflejan que, con el tratamiento adecuado, la epilepsia no tiene por qué ser un obstáculo insuperable para llevar una vida plena.

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