El descubrimiento del fósil de la araña gigante ha entusiasmado a la comunidad científica.
El descubrimiento de una nueva especie de araña en Australia entusiasmó a la comunidad científica, ya que hasta el día de hoy se habían encontrado pocos fósiles en ese continente. Un equipo de científicos australianos dirigido por el paleontólogo del Museo Australiano y la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW), Matthew McCurry, ha identificado una araña fósil gigante que podría tener entre 11 y 16 millones de años y sería la primera de la familia Barychelidae encontrada en el mundo y el más grande de Australia.
El hallazgo sin precedentes se produjo en McGraths Flat, en un sitio fósil conocido por su roca «goethita» rica en hierro, y fue publicado en el Zoological Journal of the Linnean Society.
Llamado «Megamonodontium mccluskyi», el nombre fue elegido debido a su similitud con el género actual Monodontium (arañas trampilla muy pequeñas), pero cinco veces más grande, midiendo 2,3 cm de largo, y también en homenaje a Simon McClusky, un científico geoespacial que lo vio por primera vez.
«Sólo se han encontrado cuatro fósiles de arañas en todo el continente, lo que ha dificultado a los científicos comprender su historia evolutiva. Por eso, este descubrimiento es tan significativo: revela nueva información sobre la extinción de las arañas y llena un vacío en nuestra comprensión del pasado», destacó McClusky.
Según el aracnólogo del Museo de Queensland y autor supervisor del estudio, Robert Raven, esta «no es sólo la araña fosilizada más grande de Australia, sino también el primer fósil de la familia Barychelidae en todo el mundo».
Los investigadores creen que el pariente vivo más cercano de este fósil vive en las selvas tropicales, desde Singapur hasta Papúa Nueva Guinea. Esto sugiere que el grupo alguna vez ocupó ambientes similares en Australia continental, pero luego se extinguió a medida que el continente se volvió más árido.
Actualmente hay vivas unas 300 especies de arañas trampilla, pero no se convierten en fósiles con mucha frecuencia. Una de las razones es porque pasan mucho tiempo dentro de madrigueras y, por tanto, no se encuentran en el entorno adecuado para fosilizarse.
El profesor asociado de la Universidad de Canberra, Michael Frese, que utilizó microfotografía de apilamiento para escanear los fósiles, dijo que este espécimen mostraba un nivel increíble de preservación de detalles. Ahora, el fósil permanecerá en el Museo Australiano y está disponible en línea para que la comunidad científica lo estudie.
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