Ecuador bajo ataque: todo lo que se sabe sobre el inicio del conflicto armado interno

La violencia vuelve a escalar en Ecuador. El país sudamericano está nuevamente bajo ataque y la última imagen que dejó esta situación de crisis es la de un grupo de delincuentes atacando TC Televisión, en Guayaquil, en plena transmisión. Hombres armados con fusiles y granadas aparecieron en vivo para tomar como rehenes a periodistas y trabajadores del canal.

El suceso ocurrió la tarde de este 9 de enero. Uno de los criminales, con el rostro cubierto, se dirigió a las cámaras para advertir sobre las consecuencias que podría conllevar enfrentarse a las mafias enquistadas en el territorio ecuatoriano. Acto seguido, obligaron a uno de los presentadores a exigir la retirada de la Policía. La tensión se intensificó cuando se desataron disparos.

Horas después, las autoridades lograron controlar la situación: capturaron a los delincuentes y liberaron a los rehenes. Sin embargo, este incidente no fue la única expresión de violencia en Ecuador este martes: durante la misma tarde, estudiantes de la Universidad de Guayaquil —quienes huyeron del lugar— reportaron el ingreso de varios maleantes al campus.

La brutalidad se expandió a otras zonas del país. El canal aliado Ecuavisa informó que la ciudadanía de la provincia de Esmeraldas reportó que unos siete autos fueron incendiados por sujetos armados. Los vehículos estaban estacionados en varios sectores de la ciudad, cerca de la Plaza Cívica Nelson Estupiñán Bass, en las calles México y Mejía; en Codesa, en el barrio 15 de Marzo; y cerca del Hospital Delfina Torres de Concha, en el sur.

En las redes sociales se difundieron varios videos grabados por los mismos protagonistas. Se observa que se encuentran encapuchados, con arma en mano y botellas con gasolinas. Los delincuentes rociaron el combustible para luego prenderles fuego y así incinerarlos.

ECUADOR: DECLARATORIA DE CONFLICTO ARMADO INTERNO

En medio de esta escalada de la violencia, el presidente de Ecuador, Daniel Noboa, emitió un decreto ejecutivo que reforma el estado de excepción en vigor y reconoce oficialmente la existencia de un conflicto armado interno. Asimismo, ordenó la movilización e intervención inmediata de las Fuerzas Armadas y la policía en todo el territorio nacional.

«He firmado el decreto ejecutivo declarando Conflicto Armado Interno. Además, se ordenó a las Fuerzas Armadas ejecutar operaciones militares para neutralizar a estos grupos», escribió el mandatario ecuatoriano en un mensaje publicado en su cuenta oficial de X, anteriormente conocido como Twitter.

La Asamblea Nacional de Ecuador, por su parte, se reunió este mismo 9 de enero para disponer algunas medidas en su lucha contra la inseguridad ciudadana. Una de ellas, aprobada por bancadas de distintas organizaciones políticas, fue ofrecer amnistía a policías y militares que hagan «uso de la fuerza» contra delincuentes.

«Reconocemos y valoramos su dedicación y esfuerzo en la preservación de la seguridad, la paz y la vida para los ciudadanos. Este respaldo incluye la adopción de indultos y/o amnistías en los casos que sean necesarios para garantizar la tarea de estos testamentos«, se lee en el pronunciamiento, difundido por el Legislativo a través de sus redes sociales y distintos medios.

LA FUGA DE UN NARCO: DETONANTE DE LA CRISIS

Los incidentes acaecidos este martes en Ecuador tienen sus antecedentes más próximos en las fugas de dos criminales: el narcotraficante Adolfo Macías —alias ‘Fito’, líder de la banda criminal Los Choneros— de la prisión del Litoral de Guayaquil, y Fabricio Colón Picón, cabecilla de ‘Los Lobos’ que purgaba condena en la cárcel de Riobamba.

Tras el escape de ‘Fito’, el presidente ecuatoriano declaró el estado de excepción de 60 días en su país. A esta medida, la respuesta del narcotráfico se hizo sentir en las calles: las autoridades reportaron el secuestro de siete policías en Machala, Quito y la Provincia de Los Ríos. Además, registraron explosiones contra el domicilio del presidente de la Corte Nacional, una estación policial y otros vehículos.

Los motines en las prisiones de Quito, Cuenca y Latacunga se sumaron a los incidentes violentos en Ecuador. Al menos tres de ellos ocurrieron después de que el gobierno admitió no conocer el paradero del narco más peligroso del territorio, Adolfo Macías. Los internos tomaron como rehenes a efectivos penitenciarios, quienes fueron obligados a enviar un mensaje al mandatario Daniel Noboa.

No es la primera vez que ‘Fito’ escapa de prisión. En 2013, evadió la seguridad del penal de máxima seguridad La Roca, en Guayaquil, y navegó en un bote por el río Daule. Tres meses después fue capturado. Los Choneros, la organización criminal que encabeza, es conocida por tener nexos con el Cartel de Sinaloa y están acusados de delitos como sicariato, extorsión, trasiego de narcóticos y robo.

ECUADOR, UN PAÍS EN JAQUE

Antes de que Daniel Noboa asumiera la presidencia del Ecuador, el país sudamericano ya había atravesado por una ola de violencia feroz durante la gestión de Guillermo Lasso. Uno de los momentos más álgidos fue el asesinato del candidato presidencial Fernando Villavicencio, quien había denunciado la filtración del narcotráfico en los poderes del Estado.

La muerte del líder del movimiento Construye se sumó a la del alcalde la ciudad de Manta, Agustín Intriargo, a quien le dispararon en julio. El mismo mes, cuatro sujetos balearon al candidato a diputado, Rinder Sánchez en su vehículo. En febrero, dos candidatos a la alcaldía también habían sido asesinados. Las provincias de Esmeraldas, Manta y Guayaquil eran los escenarios más sangrientos.

¿A qué se debía? Según la Policía Nacional de Ecuador, la problemática con «la geopolítica del narcotráfico» se debía a la ubicación del país junto a «Colombia y Perú, principales productores de cocaína en el mundo». También a la «debilidad en los controles integrados de frontera que facilitan el ingreso de droga», que después es «transportada a puntos estratégicos del perfil costero y Guayaquil».

Es en este escenario que Noboa propuso frenar la violencia con «reformas profundas en las cárceles«. Planteó, así, la construcción prisiones flotantes para internar a delincuentes de alta peligrosidad; la penalización de consumo de drogas en pequeñas porciones; avances tecnológicos para combatir la criminalidad en fronteras; entre otras.

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