Francisco rechaza las críticas a las bendiciones LGBTQ+ y las defiende como un signo de acogida y misericordia. Estas fueron sus palabras.
El papa Francisco ha expresado su rechazo a las críticas que ha recibido por parte de algunos sectores de la Iglesia católica por permitir que los sacerdotes bendigan a las parejas del mismo sexo, una medida que considera un gesto de acogida y misericordia.
En una entrevista concedida a la revista católica italiana Credere, el Santo Padre ha calificado de “hipócritas” a quienes se escandalizan por las bendiciones LGBTIQ+, pero no por otras situaciones que considera más graves, como la explotación de las personas o la corrupción.
“Nadie se escandaliza si doy mi bendición a un hombre de negocios que explota a la gente, lo cual es un pecado muy grave. Pero se escandalizan si se las doy a un homosexual”, afirmó Francisco.
“Esto es hipocresía”, sentenció la máxima autoridad de la Iglesia católica, apostólica y romana.
El Papa ha defendido su decisión de autorizar las bendiciones LGBTQ+ en diciembre de 2023 mediante un documento del Vaticano llamado Fiducia Supplicans (Confianza suplicante), que busca ofrecer una respuesta pastoral a las personas homosexuales que desean recibir la bendición de la Iglesia.
Según el documento, las bendiciones no implican una aprobación formal de las uniones del mismo sexo, que la Iglesia sigue considerando contrarias al plan de Dios, sino un reconocimiento de la dignidad y el valor de las personas que las solicitan.
“Cuando una pareja se presenta espontáneamente para pedirlas, no se bendice la unión, sino simplemente a las personas que juntas la han solicitado. No la unión, sino las personas”, explicó el Papa el 26 de enero.
Francisco ha insistido en que la Iglesia debe ser una “casa de todos” y que nadie debe ser excluido de la bendición de Dios. Por eso, ha dicho que siempre acoge a las personas LGBTIQ+ y a los divorciados vueltos a casar en el sacramento de la confesión, y que a nadie se le debe negar la bendición.
“A nadie se le debe negar la bendición. Todos, todos, todos”, dijo el Sumo Pontífice, repitiendo un lema de tres palabras que utilizó en agosto durante un festival de la juventud católica en Portugal.
Francisco, que al principio de su pontificado pronunció la famosa frase “¿Quién soy yo para juzgar?” cuando se le preguntó sobre la homosexualidad, ha hecho de la promoción de una Iglesia católica más acogedora y menos crítica una de sus misiones.
Los conservadores dicen que esto puede socavar las enseñanzas morales de la Iglesia, que considera que el sexo gay es pecaminoso y desordenado y que las personas con atracción hacia el mismo sexo, que no se consideran pecaminosas, deben intentar ser castas.
El Papa ha reconocido la resistencia que ha encontrado su propuesta de las bendiciones LGBTQ+, especialmente por parte de los obispos africanos, que han rechazado el documento Fiducia Supplicans y han expresado su preocupación por la influencia de la cultura occidental en la Iglesia.
En algunos países africanos, la homosexualidad está severamente castigada, con penas de prisión o incluso de muerte.
En otra entrevista publicada la semana pasada, Francisco dijo que esperaba que los críticos de las bendiciones LGBTQ+ acabaran comprendiéndolas, pero que los africanos eran un “caso especial” en su oposición a la homosexualidad.
El Papa ha pedido respeto y diálogo entre las diferentes sensibilidades dentro de la Iglesia, y ha recordado que la Iglesia es una “familia” que debe estar unida en el amor y la verdad.
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