La alimentación puede influir en prevenir esta enfermedad que afecta al cerebro. En esta nota te mostramos la dieta que podría ayudar a evitarlo.
La demencia es una enfermedad que afecta a la memoria, la capacidad para realizar actividades cotidianas y que puede empeorar con el tiempo. Por ello, si te preocupa desarrollar esta condición en el futuro, en esta nota te contamos un método que podría prevenirla.
Según expertos, el 40 % de los casos de demencia en el mundo pueden prevenirse o retrasarse mediante algunos factores, tales como hacer ejercicio, regular el sueño y darle interés a problemas de salud como la pérdida de la audición o la hipertensión.
Un artículo del New York Times explora la posibilidad de que la dieta también puede desempeñar un rol importante en prevenir la demencia. La epidemióloga Puja Agarwal, de la Rush University de Chicago, se centró en cómo la dieta MIND, que incluye alimentos que protegen el cerebro, influye en disminuir el riesgo de demencia.
La dieta MIND fue descrita por primera vez en un estudio realizado en 2015, dirigido por la epidemióloga Martha Clare Morris. Ella y sus colegas descubrieron que alimentos específicos como las verduras de hojas verdes, bayas, nueces y cereales integrales se asociaban con una mejor salud cerebral.
Con esto, Morris y su equipo crearon la dieta MIND que, similar a otras, prioriza los cereales integrales, verduras, nueces, frijoles, grasas saludables y fuentes de proteína como el pescado y aves. Además, sugiere limitar carnes rojas, quesos, dulces, frituras y mantequilla.
Cabe indicar que la dieta MIND requiere que se consuman al menos seis porciones de verduras de hojas verdes y dos porciones de bayas cada semana.
En investigaciones que siguen los patrones de alimentación de adultos mayores en tiempos recientes, se ha descubierto que quienes siguen más estrictamente la dieta MIND tienen tasas más lentas de deterioro cognitivo, se les reduce el riesgo de demencia y hay menos signos de Alzheimer.
No obstante, los resultados, si bien fueron calificados como «prometedores» por Debora Melo van Lent, del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas, no pueden probar que la dieta MIND conduzca a una mejor salud cerebral, pues para eso se requiere un ensayo clínico.
Justamente, el primer ensayo se publicó en The New England Journal of Medicine y contó con 604 participantes de 65 años a más. A la mitad, se le instruyó seguir la dieta, mientras que los otros siguieron con su alimentación típica.
Los resultados, de acuerdo al Dr. Hussein Yassine, de la Universidad del Sur de California, fueron «decepcionantes». Si bien ambos grupos mostraron mejoras en las pruebas cognitivas, los exámenes cerebrales no encontraron diferencias importantes asociadas con el deterioro cognitivo.
Los profesionales sugirieron que el resultado puede haber sido por el diseño del estudio y de factores que no podían controlar. Quienes siguieron con su dieta típica, acabaron consumiendo muchos componentes de la dieta MIND; ambos grupos perdieron peso y esto pudo contribuir a las mejoras cognitivas.
Pese a esto, si bien hubo problemas en el diseño del ensayo, se concluyó que la dieta MIND podía beneficiar la salud cerebral, sobre todo si se sigue durante muchos años; pero precisaron que se requerirán estudios mejor diseñados para demostrarlo.
El Dr. Yassine concluyó de que la dieta saludable alta en vegetales, grasas saludables y que limita los azúcares, alimentos procesados y carnes puede proteger el cerebro. Si bien la dieta MIND es similar en muchos aspectos, no termina de comprobar si, efectivamente, previene la demencia.
Otros ensayos han comprobado que la dieta mediterránea también mejoraba la cognición. Apuntaron que la diabetes o enfermedades del corazón son factores de riesgo para la demencia, por lo que cualquier patrón dietético que reduzca estos riesgos también será bueno para el cerebro.
Por ello, si deseas seguir la dieta MIND o alinearse a los productos que incluye, la autora del libro ‘Dieta MIND para principiantes‘, Kelli McGrane, sugiere agregar bayas (arándanos, fresas, uvas), verduras de hojas verdes (espinacas, col rizada) a tus alimentos. Además, prioriza las comidas de origen vegetal que tengan frijoles o nueces.
Asimismo, complementario a tu dieta, adopta hábitos de vida saludables desde una edad temprana, mucho antes de que las neuronas de las células cerebrales «comiencen a morir». Esto quiere decir: dormir lo suficiente, hacer ejercicio, evitar fumar, controlar el estrés y priorizar la salud mental.
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