En su primera semana como presidente, José Jerí ha enfrentado una agenda intensa marcada por contrastes: entre la devoción que mostró cargando el anda del Señor de los Milagros y la crisis política que estalló con la violenta protesta en Lima, donde murió un manifestante. A sus 38 años, el congresista convertido en jefe de Estado ha intentado proyectar cercanía y liderazgo con transmisiones en redes sociales y gestos de autoridad, aunque su gestión ya enfrenta cuestionamientos por la composición de su gabinete y los acuerdos con bancadas que le dieron estabilidad en el Congreso.